Capítulo 7

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Luego de parar en un bosque para que Appa descansara, Katara pudiera practicar movimientos de agua control y que Sokka encontrara fruta para el resto del camino, continuaron con su viaje hacia la ciudad natal de Kaila.

Era un viaje algo silencioso. La chica de la tribu agua miraba el pergamino en sus manos con suma atención, Sokka jugaba con Momo y Kaila admiraba el abanico que Suki le había regalado.

—¡Miren! —el grito del Avatar desconcertó a los tres, haciendo que se acercaran al frente rápidamente.

—¿Qué? ¿La Nación del Fuego? —cuestionó Sokka preocupado.

—No. Creo... —comenzó el chico señalando a una figura que volaba en el aire—. Creo que es otro Maestro Aire.

—Se dirige a esa montaña —notó el chico del sur.

—Eso no es una montaña —se dio cuenta el niño—. ¡Es Omashu!

—Aang tiene razón —asintió Kaila emocionada—. Llegamos.

La emoción de el chico estaba por las nubes y no dudo en indicarle a Appa que volara con mayor velocidad. Aang había visitado Omashu 100 años atrás y lo recordaba con cariño ya que su amigo Bumi y él se divertían haciendo todo tipo de aventuras.

Kaila, por otro lado, estaba nerviosa. No por volver a su hogar, sino por que sus nuevos amigos descubrieran quien era ella en realidad. Sería difícil ocultarles el secreto por mucho más tiempo pero tampoco quería enfrentarlos sobre el lomo de un bisonte que volaba a muchos pies de altura.

Ya encontraría el momento adecuado.

Los cuatro comenzaron a caminar hacia la entrada de la ciudad. Rápidamente comenzaron a ver personas con carretas que probablemente se dirigían a vender sus productos por las calles de Omashu.

Kaila estaba acalorada. No quería ser reconocida por nadie por lo que se puso el abrigo que Katara le había prestado en el Polo Sur, y escondió su cara con la capucha del mismo. Si bien Omashu estaba al Sur no era un lugar tan frio como para un abrigo como ese. Ni siquiera Sokka y Katara llevaban los suyos, por lo que miraron a Kaila con el ceño fruncido.

—Forjaron a Omashu en una montaña —comenzó a explicar el niño a sus amigos de la Tribu Agua—. Es una de las maravillas del Reino Tierra. De hecho, del mundo. Tienen un sistema de correo increíble que recorre toda la ciudad. Los ciudadanos son artistas, científicos y constructores. Y su comida es increíble.

Sokka le dio un ligero golpe en el hombro a Kaila ante el ultimo comentario del chico, trayéndola nuevamente a la conversación y haciendo que detuviera sus miradas nerviosas por sobre su hombro.

—Recuérdame por qué no podíamos entrar a la ciudad volando sobre Appa —habló por primera vez la chica.

—Si la gente de Omashu se entera que el Avatar está aquí, no tardara en correrse la voz y la Nación del Fuego nos encontrara otra vez —explicó Katara.

—Cierto —asintió Kaila, bajando la vista una vez más.

Aang no prestó atención a la actitud extraña de su amiga ya que miró fascinado a la gran ciudad que se abría paso a la vuelta de la esquina.

Los cuatro miraron la ciudad asombrados. Kaila nunca había salido y ver la imponente estructura desde ese lugar la dejó sorprendida. Su hogar era hermoso.

Sin dudarlo mucho el grupo camino por las pasarela hasta llegar a la fila que se armaba en la gran entrada de piedra que recibía a los turistas y vendedores.

Sin embargo, no todos tenían la suerte de ingresar. Los cuatro amigos vieron como uno de los guardias que había en la puerta le gritaba a un vendedor y con su tierra control arrojaba su carro por el barranco.

Wait for your love || SokkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora