A La Misma Hora

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El sol empezaba a ocultarse, y con él se llevaba la energía de su cuerpo. Nicole estaba agotada y cansada de tanto llorar, solo deseaba llegar a casa, echarse en su cama y desconectarse del mundo entero... pero aún tenia un dolor de cabeza del cual ocuparse.

— ¿Cómo que no estas segura? — le preguntó enfadada, mientras Tayga ocultaba su rostro.

— No lo sé — respondió con timidez — ya me imaginaba lejos de aquí.

Su mejillas se pusieron coloradas de la rabia. Pateó el asiento con fuerza, haciendo un mohín — ¡No puedes irte! — gritó apretando los puños — ¡No puedes dejarme sola!

La joven Russo estaba ardiendo en ira. Había escuchado sin querer cuando Tayga le expresaba su inseguridad a Bolt por teléfono, renegando sobre la oportunidad de volver a su puesto.

— No voy a dejarla a sola — la corrigió desde el asiento delantero — Tiene todo un equipo de guardaespaldas.

— ¡No quiero un estúpido equipo, te quiero a ti! — exclamó — ¡Estúpida, idiota!

Cegada por su enojo, la azabache abrió la puerta. Ford se detuvo de inmediato, evitando que se lanzara con el auto en movimiento, pero sin poder frustrar sus planes. Vega se bajó con gran velocidad, tomándola del brazo para apoyarle la espalda sobre el automóvil y dejarla arrinconada entre sus fuertes brazos.

— ¡¿Está loca?! — dijo sacada de sus casillas — ¡¿Cómo se va a tirar así del carro?!

— ¡Suéltame, imbecil! — golpeó su pecho con el borde de sus puños — ¡Si me vas a dejar, hazlo de una vez!

— ¡Suba al auto! — le ordenó — ¡Está haciendo un show! — recalcó, viendo como los autos bajaban la velocidad, y las personas sacaban sus teléfonos para grabarlas.

Nicole la empujó con todas sus fuerzas, siendo incapaz de moverla — ¡No quiero!

Tayga acercó su rostro, quedando a escasos centímetros del suyo — Señorita Russo, por el amor de Dios... Este espectáculo no le conviene, permítame llevarla a casa y lo discutiremos con calma — dijo entre dientes, notablemente molesta.

— ¡No! — respondió la menor, tratando de no dejarse intimidar por su cercanía — ¡Eres una... zorra mentirosa!

Vega golpeó la superficie del auto, asustándola un poco — ¡Usted es una niña malcriada!

— ¡Pendeja!

— ¡Inmadura! — forcejearon unos segundos, sin darse tregua, hasta que la castaña sujetó sus muñecas inmovilizándola — No me obligue a subirla por las malas.

Nicole levantó su mentón, sus bocas peligrosamente cerca — ¿Qué vas a hacer? — la retó.

— No me provoque — sus ojos brillaron con maldad.

La cantante, decidida a jugar con su paciencia, repitió lentamente, saboreando cada palabra — ¿Qué... vas... a... hacer?

Sin darle tiempo de reaccionar, Tayga la agarró de la cintura, levantándola por los aires para subirla a su hombro. Las patadas y puños no fueron suficientes para evitar que abriera la puerta del auto y se montara con ella a cuestas.

— ¡Bájame, maldita demente! — gritó una y otra vez, pero su guardaespaldas la ignoró totalmente.

Con poco esfuerzo, la arrojó sobre el asiento trasero, agarrando sus brazos — Por favor, señor Ford, continúe — le pidió con una sonrisa, viendo como el hombre no podía aguantar la risa.

— ¡No le hagas caso, Christian! — exclamó la azabache. El conductor hizo de oídos sordos, coincidiendo con Vega en que no era el lugar ni el momento para hacer un drama. Además, ya se encontraban a escasas cuadras de casa.

FAMA, FUEGO Y FANTASMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora