El insomnio me a llevado a pensar que es lo que realmente estoy haciendo con mi vida, recientemente por la tarde, mi cuerpo me dio una de las señales más pesadas, estuve a punto de desmayarme en las escaleras de mi casa, en ese momento yo solo podía contemplar la mirada de preocupación y tristeza de mi abuela, ¿A qué grado tengo que destrozarme para lograrlo?.
Es difícil pensar que estoy corriendo tras de una meta muy pesada, es que ya no se que hacer, la frustración, el cansancio, el hambre, el sueño, todo se junta para poder conspirar en mi contra, pero y mientras tanto, ¿que puedo hacer yo?, exacto, romperme la espalda, por qué mi madre no crío a una floja y mi padre no crío a una conformista.
Por eso, aunque mi cuerpo se derrumbe de poco en poco, me seguiré esforzando, por qué todo lo que tiene un inicio también tiene un final y yo me esforzaré por darle a este uno muy magistral.
Es triste ver cómo cada vez mis piernas responden menos, que la presión de no poder seguir con mi cotidianidad me pesa tanto, que tengo miedo a no poder terminar de recorrer este pesado camino.
¿Que hago?, es la pregunta a la cual aún no encuentro una respuesta, tengo miedo, miedo a que mis esfuerzos no valgan la pena, miedo a ser abandonada una vez pase todo, miedo a que un día deje de funcionar mi cuerpo, tengo miedo y ese miedo no me deja dormir.
Llevo días intentando terminar mis proyectos, llenando mi cabeza de información, saturando mi cuerpo de agua y poco alimento, carcomiendo mis uñas pensando en el disfuncionalismo de mi cuerpo, llevo días sin poder dormir por pensar tanto, llevo en mi rostro la marca de el pánico, ese pánico que tenemos todos a dejar de ser lo que ya conocemos.
No sé cuánto más aguantaré, pero lo intentaré, lo haré, se que tal vez no funcione, pero me esforzaré o al menos hasta que el mundo me ayude a darme un tiro en la cabeza.
X: ya duérmete niña.
Es que es fácil decirlo, pero no puedo.