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Minho abrió la puerta de su oficina para salir a ver por que razón Jisung no contestaba el maldito teléfono. Aunque lo más probable es que estuviera vomitando aquella manzana con mantequilla que comió en el desayuno y que perturbó al Lee en gran manera.

Para su sorpresa, el omega estaba en el escritorio, pero profundamente dormido. Sus labios estaban formando un puchero.

Tomó el teléfono y contestó. Era una llamada del departamento legal. Respondió todas las dudas mientras apuntaba una cita en la agenda de Jisung quién más adelante se la recordaría.

Sí no es que se dormía.

Colgó y colocó el teléfono en su lugar correspondiente. Acarició el desordenado cabello del omega, después la cálida y suave piel pálida. Y por último los rojizos, esponjosos y deseable labios de Jisung.

Apartó su mano como si la hubiese puesto en brasas ardientes y sólo pudo apreciar la belleza etérea del omega.

Al final decidió tomarlo en brazos y llevarlo a su oficina para dejarlo sobre el sofá que había allí, buscó una manta que Jisung había comprado tiempo atrás y que usaba el alfa cuando se quedaba toda la noche en la oficina. Arropó al pequeño omega y se sentó en el borde del sofá para verlo dormir.

Con el inicio del segundo mes de embarazo, Jisung se dormía por todos lados, su fatiga era muy grande, junto a que sus hormonas estaban tan alteradas lloraba por todo o se enojaba, como cuando una de las secretarias le dijo que se veía algo hinchado y terminó llorando y desprendiendo feromonas de gran abundancia, provocando que todos se enterarán que estaba esperando un cachorro. Como consecuencia Minho debió dar un comunicado en la empresa de que Jisung era su omega y esperaba a su cachorro, y es que de inmediato llegaron más propuestas para salir con el omega.

Eso cabreó por completo al Lee.

Ahora sin darse cuenta se había acercado peligrosamente a los labios del menor. Solo milímetros los separaban. Anhelaba unir sus labios con aquellos rojizos belfos desde hace casi cuatro años, cuando el pequeño omega llegó corriendo y se golpeó con él dejando caer un montón de papeles y luego le dijo idiota sin saber que sería su futuro jefe.

No lo resistió más. Un solo beso. Uno solo. Uno pequeño que sería el único que podría robar desde ese momento hasta su muerte. Porque de algo estaba seguro, Jisung jamás lo amaría, y es que el omega sólo podría crear un vínculo con su cachorro ya que se lo había dejado claro.

Sus labios se unieron a los del omega. Los suyos atraparon los del más joven. Cerró sus ojos y se dejó llevar sintiendo las feromonas del omega con ese toque maternal.

Jisung parpadeó y apenas abrió sus ojos, se encontró con Minho sobre él, sus labios unidos a los del alfa, y cerró los ojos sonriendo internamente.

Si era un sueño que no lo despertarán.

Si era un sueño que no lo despertarán

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Cachorro ¿Lee? || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora