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Algo andaba mal, Noeul lo presentía.

Llevaba toda la mañana sintiéndose ansioso. Su lobo no colaboraba tampoco, provocando que se le erizaran los vellos de la nuca. La primera persona en la que pensó fue en Boss, lo había llamado y el Alfa le había dicho que llevaba ya media hora en el trabajo y que estaba bien. Después de eso llamó a todas y cada una de sus personas cercanas, todas le dieron la misma respuesta: "Estoy bien".

Noeul se alegraba, pero eso no borraba la sensación de ansiedad que tenía desde hace unas horas. Miró el reloj de pared, marcaba las tres de la tarde. Decidió que lo mejor era salir de la casa, buscar en qué entretenerse para sacarse ese presentimiento de encima. Fue hasta la habitación, tomando una chaqueta y algo de dinero.

Mientras bajaba las escaleras, un par de toques se escucharon desde la puerta de la entrada. Arrugó sus cejas, él no esperaba a nadie.

Trotó hasta la puerta, abriéndola con una sonrisa que desapareció al ver las dos personas frente a él. Un Boss jadeante, con el cabello sudado y el rostro enrojecido era sostenido por Zee . La preocupación invadió a Noeul al instante.

-Mi amor.-Lo llamó, acunando su rostro. Estaba caliente. Demasiado.-Estás hirviendo en fiebre.-Boss murmuró algo bajito, apoyándose en la caricia que dejaba su mano en las mejillas febriles. Inhaló el aire alrededor del pelinegro y sus piernas flaquearon. Boss estaba en celo.

-Su celo se adelantó. Se supone que debía ser en dos días.-Zee le contó, sintiendo el agarre de Boss soltarlo. Noeul se tambaleó cuando todo el peso del cuerpo del Alfa cayó sobre el suyo. Lo sostuvo en un abrazo, sintiendo a Boss esconder la nariz en su cuello, inhalando su aroma.-Nunuew le dio un supresor en la oficina, pero creo que deberías darle otro. Su celo es muy fuerte.-Noeul asintió.

-Gracias, Zee. Yo me encargaré a partir de aquí.-El Alfa asintió, deseándole suerte antes de irse. Noeul se acercó a cerrar la puerta con algo dificultad debido a tener el cuerpo de Boss aferrado al suyo.-Tengo que buscar un supresor y un antipirético para que lo tomes. Siéntate en el sofá y espérame aquí.-El Alfa gruñó en respuesta.

-No. Te quedas conmigo.-Noeul sonrió, yendo a acariciar los cabellos del Alfa. Obtuvo un ronroneo por la caricia y se sintió a sí mismo derretirse de ternura.

-Entonces ven conmigo.-Le ofreció.-Tienes que tomar las pastillas, después te ayudaré a darte un baño y comerás algo.-Boss no dijo nada, manteniéndose abrazado a él. Noeul suspiró.-Alfa.-Lo llamó y sintió el cuerpo de Boss estremecerse.-Hazle caso a tu Omega, ¿sí?

El pelinegro no respondió, en su lugar, lo tomó de la mano, arrastrándolo prácticamente hasta la cocina. Noeul dejó un besito en su mejilla antes de buscar las pastillas. Le extendió dos a Boss: un supresor y un antipirético, le preocupaba la fiebre del Alfa. Luego él se tomó un supresor, tenía que estar consciente para cuidarlo.

Dejarse llevar por su instinto era algo que no podía permitir.

-Ahora, al baño.-Se acercó a tomar la mano de Boss, más este permaneció estático en el lugar, mirándolo con grandes ojos negros.

El azul iba y venía de sus iris, apareciendo de repente para luego desaparecer casi al instante. Sabía que el Alfa estaba luchando con su lobo por el control, Boss no se lo cedería tan fácil. El Alfa dio un paso hacia él, invadiendo su espacio personal y pronto tuvo manos en su rostro, que lo atrayeron a un beso brusco.

Gimió en la boca del Alfa, sintiendo humedecerse por el beso que era un enredo de lenguas y mordidas. Boss llevó sus manos a su cuerpo, deslizándolas hasta su trasero y se sostuvo de los hombros del Alfa cuando lo alzaron, sentándolo sobre la encimera.

Pusilánime // BossNoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora