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Cuidado con lo que deseas...

El pensamiento se repite de forma constante en su mente mientras mira con ojos llorosos el techo blanco de la cocina. El marfil frío que recubre la encimera choca contra su piel sudada y caliente, enviando escalofríos a su cuerpo.

-Alfa...ahí no. Por favor.

Lloriquea bajito, pero todo lo que obtiene por respuesta es un gruñido y las manos del pelinegro abriendo aún más sus piernas. Un gemido agudo se escapa de entre sus labios y su espalda forma un arco perfecto cuando el Alfa introduce la lengua en su entrada.

El motivo inicial de la visita a la cocina fue comer algo, más terminó con la espalda pegada a la fría superficie de marfil, sus piernas sobre los hombros del Alfa y con el rostro de este hundido en ese sitio en el que nadie nunca lo ha tocado de esa forma.

No con la boca, no con mordidas y menos con una lengua traviesa jugando con lo poco que le queda de cordura y provocando espasmos seguidos en su cuerpo. Noeul lleva las manos al cabello negro del Alfa, agarrándolo con fuerza entre sus dedos, mientras alterna caricias con agarres tensos cada vez que la lengua del Alfa lo penetra.

Un dedo se cuela en su interior, sin encontrar la más mínima resistencia. El Omega está húmedo y caliente para él, totalmente dilatado y con sus feromonas dulces cargadas de excitación. El Alfa deja ir un gruñido ante la satisfacción que crea en su cuerpo la mera idea de hundirse en él, más se contiene. Aún quiere jugar un poco más con su Omega.

-Alfa, por favor.-Noeul le pide casi sin voz, añaden otro dedo y muerde su labio inferior con fuerza.-Necesito...Ah. ¡Dios!-Otro dedo más y ya tiene tres moviéndose en su interior, rozando sus paredes sensibles y enviando estrellas a su vientre.

-¿Qué necesita mi Omega?-La voz de Boss eriza su piel. El Alfa deja besos húmedos en sus muslos, con los dedos todavía moviéndose en su interior y Noeul gimotea, buscando fuerzas de dónde no las tiene para responder.

-Dentro.-Le dice sin aliento.-Te necesito dentro. Por favor.-Miró hacia abajo, encontrándose con el rostro de su Alfa entre sus piernas. Su cabello negro húmedo y mejillas rosadas. Los ojos azules escutándolo con hambre.

-Baja.-Noeul se apoya en sus codos, buscando acatar la orden.

Más es Boss quien lo termina de bajar de la encimera, tomándolo de la cintura. Las piernas le tiemblan en cuanto pone los pies en el suelo y la risa ronca del Alfa se escucha cuando las piernas le fallan.

Boss lo gira, de tal forma que ahora le está dando la espalda y sus manos están apoyadas en la superficie de mármol. Siente el aliento cálido del Alfa en su oído, con una de sus manos apresando su cadera hasta dejar marcas rojas.

La otra mano libre va a la espalda de Noeul, ejerciendo presión hasta que tiene la mitad del cuerpo apoyado en el helado marfil y el culo en pompa para el Alfa.

Sus pezones se resienten, imposiblemente erectos y maltratados por los dientes. Siente el miembro erecto de Boss presionarse contra su trasero, tanteando su entrada y Noeul gruñe, conteniéndose de restregarse contra el Alfa.

Gime cuando el pelinegro comienza a hundirse en él, tan lento que le permite sentir como su interior cede ante el paso del pene del Alfa, abrazando toda su extensión y deja ir un suspiro de felicidad cuando lo tiene completamente dentro.

Boss lo penetra suave, sus ojos sobre la curva de la espalda del Omega, sobre las marcas moradas y mordidas en su cuerpo. Sus manos van a su cintura pequeña, la piel canela brillando por el sudor y sus comillos pican en sus encías cuando su mirada se posa en el cuello del Omega.

Pusilánime // BossNoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora