CAPÍTULO I.

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"Entre dos caballeros, la amistad se forja como la más resistente armadura, forjada en la fragua del respeto mutuo y la lealtad indomable."
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La luna llena dejaba caer sus rayos de luz por el pueblo cubriéndolo como si de una manta se tratase desprendiendo paz y tranquilidad, el viento movía de derecha a izquierda las ramas más débiles de los árboles con los que se llenaba de vida la pequeña aldea, los niños siendo perseguidos por sus padres hacía que sus risas lograran formar sonrisas en los adultos mayores que se encontraban fuera disfrutando de aquel momento como si fuera el último.

El viento se había calmado, los niños dejaron de correr para mirar todos al mismo punto donde una pequeña luz se iba fortaleciendo, los adultos del pueblo no entendían qué estaba sucediendo. Comenzaron a entrar a sus casas, pero el trotar de caballos podía llegar a los oídos de la gente más cercana a los inicios del pueblo, cada segundo más y más fuerte dejándoles poco tiempo para poder actuar, cuando se había agotado atacaron a todos sin importar edad o género, la tranquilidad se vino abajo con el primer grito de una mujer quien pedía no se llevaran a sus hijos y no les hicieran daño.

Los caballeros de vestimentas moradas comenzaron a rodearlos para evitar que escaparan, un anciano protegía a 3 chicos, guardias intentaron separarlos, pero solo logró tomar a 2 chicos, una chica de vestimentas moradas con azul y otro con vestimentas rojas. El anciano intentando evitar que se llevaran al joven recibió un golpe en la cabeza causando su desmayo.

-¡Abuelo! -gritó asustado aquel niño ante la imagen de su abuelo tirado en el suelo. Su intento para zafarse del agarre de aquel caballero fue totalmente fallido, ocasionando perder la paciencia recibiendo un golpe que logró dejarlo inconsciente.

-Não pare! -el niño de mechón blanco corría de la mano con su hermana quien estaba perdiendo el ritmo, sin dejar de mirar al frente para evitar cualquier obstáculo que les pudiera hacer perder el ritmo o equilibrio.

-Eu vou cair! -comenzó a perder el control de sus piernas rompiendo el agarre que tenía con su hermano, quien al sentir que su hermana había caído se giró para levantarla, caballeros los rodearon para evitar que escaparan.

-Afastem-se! -respondió agresivamente mientras ponía a su hermana detrás de él, los caballeros se asintieron mutuamente y golpearon a ambos niños dejándolos inconscientes.

Los pocos rayos de luz que entraban por la diminuta ventana con barrotes le daban directamente a su cara, poco a poco pudo recobrar su consciencia mirando a su alrededor aún confuso, al intentar taparse del sol con su mano se dio cuenta que unas diminutas cadenas evitaban que pudiera moverse.

-Buenos días -Una niña rubia lo saludo en el idioma llamado inglés que sus padres le habían enseñado desde temprana edad, prestando un poco a su alrededor vio también a otro chico que mantenía su cabeza entre sus piernas, volvió a ver sus manos apretando sus puños. -yo no haría eso -advirtió la chica sabiendo lo que iba a hacer -los hombres malos las apretaron demasiado y solo te lastimaras.

-Necesito encontrar a mi hermana -respondió analizando la pequeña habitación en la que estaba, para poder encontrar una salida.

-Aquí no hay salida, si es lo que buscas -el niño de vestimenta roja con negro le había respondido sin dejar de ocultar su cabeza entre sus piernas -Además... ¿Tu hermana es una chica de vestido rosa con café?

-¿La viste?, ¿Sabes dónde puedo encontrarla? -se quedó callado, dándole a entender que eso era un no.

La puerta de su celda se abrió de un golpe dejando ver a las mismas personas que los habían atacado, los 3 niños se levantaron, Cellbit se sorprendió al ver el aspecto de aquel chico entendiendo el porqué se ocultaba. Aquellas personas los tomaron obligándolos a caminar por un pasillo oscuro y sin ventanas, ninguno podía saber que pasaría con ellos.

Corazones Entrelazados (Guapoduo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora