𝐄𝐒 : Para Nina ese amanecer junto a él fue de los más largos y hermosos nunca antes vistos por sus ojos. Aquel chico se ganó su corazón en pocos días, los cuales cataloga como los mejores.
"It's like super natural.
"This love is poss...
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Ayer Jake y yo, después de darnos ese beso tan tierno y lindo, acordamos ver el amanecer juntos. Estuve completamente de acuerdo con eso. O sea, estaría con Jake, viendo una de mis cosas favoritas en el mundo.
Les comenté eso a mis padres cuando llegué a la cabina, me dieron permiso. Literal estaba super feliz de que me hayan aceptado ir a ver el amanecer con el chico del quien hablaba siempre en las cenas. Mis papás ya lo conocían, al igual que mi abuela, Jake también los conocía. Un día nos topamos en la isla y lo saludé, ahí fue cuando lo conocieron de verdad.
Me acosté feliz, y me levante con sueño pero todavía feliz. Me baje del camarote con cuidado de no tropezar con nadie ni nada. Entré al baño y me di una ducha, me cambié y me puse un buzo arriba el vestido beige con manchitas de geopardo color marrón. Era largo y tenía esa vibra campesina. Organice mi cabello en dos trenzas y por fin salí de la habitación.
Estaba nerviosa y juraba qué mis manos estaban temblando. El beso se repitió en mi mente de nuevo, fue de los más tierno y suave que pude haber probado jamás; sus labios eran tal y como me los imaginé, sólo que sabían a pizza. Reí al recordar el sabor de nuestros labios y el porque nos reímos luego del beso.
Ya estaba en la décima cubierta, la que daba vista al mar. Habían varias personas, no me imagine que alguien enserio que levantará a las seis de la madrugada para correr al rededor del barco, pero pues cada quien.
Me senté en una de las camillas esperando a que Jake llegará. Acordamos llegar a las seis con quince minutos, pero yo llegué quince minutos antes. Simplemente me acosté en la camilla de un ángulo de cien grados.
El cielo aún estaba un poco oscuro, como un azul grisaceo claro, vaya color más interesante. A los lejos se miraban las nubes que estaban poco a poco recibiendo los rayos del sol, que estaba apunto de salir.
No había señal de Jake y me estaba comenzando a preocupar. ¿No me iba a dejar plantada, verdad? No, él no es capaz de hacer eso, lo conozco. ¿De verdad lo conozco o solo es que conozco lo que él quiere que sepa de él?
Entonce sentí como alguien de sentó en la silla de al lado. Ahí estaba, luciendo una camisa negra sin mangas, una pantalones caqui cortos, su perfume en tu toque, su cabello algo despeinado. Su mirada de topo con la mía y segundos después formó una sonrisa, contagiandome enseguida; era inevitable no querer sonreír cuando él lo hace.
-¿Te digo algo? -empecé a decir.
-¿Qué?
-Pensé que me ibas a dejar plantada.
-Ni el mil años dejaría a una dama plantada -negó rotundamente.
-Eso es bueno, me alegro que tengas principios.
Reímos en unisono. Él me extendió la mano de repente, yo le acepté con mucho gusto y me levanté de la camilla, quedando de pie junto a él. Nos fuimos acercando a la baranda para estar más cerca de los rayos que iban a salir a relucir muy pronto.
