Déjame Elegirte [Enzo x Matias]

Capítulo 10. Tu aroma en mi ser

Matías decidió conducir hasta su casa, porque sabía que por ahora cualquier decisión que tomara estaría llena de pensamientos irracionales y emociones confundidas, por lo tanto, intentó mantenerse lo más objetivo posible y por esa razón fue a casa. Sin embargo, su plan no era quedarse ahí y esperar a que su familia llegara y tener una conversación con ellos, por el momento no era lo ideal y sabía que, si se quedaba a esperarlos, no habría una conversación, si no más bien una sesión de gritos para la cual no estaba preparado.

Al llegar a su habitación tomó una maleta y comenzó a meter algo de ropa en esta, en el camino había hablado con Francisco, le había pedido que le dejara quedarse con él por algunos días y este sin más aceptó, porque sabía que Matías no le estaría pidiendo eso si no fuese algo verdaderamente importante. Más tarde seguramente le contaría todo así que no tenía problema con aceptarlo.

Arregló su maleta con cosas esenciales, casi estaba terminando cuando su móvil comenzó a sonar nuevamente. Durante el camino había recibido varias llamadas, de Enzo, de Agustín y de Ariana, pero no había contestado ninguna de ellas, se dijo a sí mismo que por ahora lo mejor era tener cero contacto con ellos porque no sabía de lo que era capaz de decirles y estaba ciertamente perdido todavía con la información que tenía. Quería saber más, pero sabía que una discusión irracional no le iba a dar lo que quería, al contrario, probablemente le ocultarían más cosas.

Sentía que estaba contra reloj, porque en cualquier momento a alguno de aquellos podría darse a la idea de ir por él y retenerlo. No confiaba en nadie de ellos, ni de lo que eran capaces de hacer. Su familia le estaba mostrando una cara que no conocía, incluso Agustín. Y Enzo, en quien por un momento confió como en su única boya de salvación, también parecía estar ocultando cosas. Actuaba muy sinceramente con él, o al menos eso había querido creer, todos los que les conocían parecían decir que Enzo en realidad se había enganchado de él, y que tenía suerte, pero ahora no sabía si aquello era real o solo una muy buena actuación. ¿Y qué si seguía amando a Elizabeth? Él desconocía en sí toda su historia. Solo sabía que habían sido novios, una relación seria y después se habían separado, solo eso y de nuevo, estaba en un limbo de información, nadie le decía nada de forma completa.

Abrió uno de sus cajones para sacar sus pastillas y entonces se dio cuenta de sus pastillas para el celo y algo lo paralizó. Su corazón comenzó a latir nuevamente con fuerza y sintió una preocupación horrible que le provocó náuseas en el estómago, la bilis terrible de sus nervios le apretaba el abdomen.

¿Cuándo fue mi último celo?

"Hueles diferente" Las palabras de Enzo le llegaron también a la cabeza.

Tomó la caja de pastillas y por un momento no pudo recordar cuándo fue que había tenido su celo, era muy desorganizado, tendía a olvidar ese tipo de fechas y nunca llevaba una calendarización de sus celos. Alguna vez lo había intentado, con una app, pero falló en darle seguimiento y nunca volvió a usarla.

Sacudió la cabeza para despabilarse y metió las pastillas a su maleta junto con la de su tratamiento anticonceptivo y revisó su móvil cuando un mensaje le llegó de la aplicación de Uber. No tenía tiempo para ponerse a pensar en eso y su auto ya le estaba esperando, así que recogió sus cosas y salió de casa.

Esperaba no olvidar nada, llevaba su maleta de la escuela y la maleta con ropa, se aseguró de llevar su cartera y llaves y bajó de inmediato, sentía que tropezaría de tan nervioso que estaba. Sin embargo, mal para sus nervios, al bajar se percató de que el auto de Enzo entró en la residencia, con él venía Agustín y entonces su corazón dio un vuelco.

¿Acaso eso no era un Deja vú? Pensó con ironía.

El Uber le estaba esperando, así que abrió la puerta y casi se aventó dentro del auto, no quería quedarse ahí, no quería verlos, ni escucharlos ni mucho menos darles la oportunidad de retenerlo porque estaba seguro de que si lo hacía entonces caería en su juego y no podría salir de ahí.