Capítulo 4. El elefante en la habitación

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La comida había sido un poco incómoda para todos porque claramente había un elefante en la habitación del que nadie quería hablar. O dos, en realidad. El primero era que Matías no estaba ahí en la comida y el segundo, era que Enzo tenía la mejilla roja.

Agustín sí que se burló un poco de Enzo después de la sorpresa inicial cuando había sucedido aquello, pero después no pudo evitar burlarse ya que Matías le había dado semejante bofetada que le había volteado el rostro.

Matías era un omega de armas tomar y sobre todo muy impulsivo, así que seguramente le dio con todas las ganas aquella bofetada. Ariana también se burló un poco, pero luego dijo que harían que Matías se disculpara, aunque Enzo insistió en que eso no sería necesario porque el que debía disculparse con Matías era él. Estaba muy apenado con Matías por haber hecho aquello, cuando él realmente no era alguien impulsivo que hiciera cosas irrespetuosas. Incluso se disculpó con Agustín por si acaso él también estaba molesto de que hubiese aprovechado el momento y besado a su hermano sin el consentimiento del mismo.

—No tienes que disculparte, en serio. De hecho, yo me siento mal por ti, mira tu cara, Matías realmente hizo un numerito en ti. —Bebió lo último de su trago y se relajó en la silla en la que estaba. Había salido a la terraza a descansar y beber algo junto a su esposa y a Enzo quien parecía algo preocupado de que Matías todavía no había regresado.

—Me lo merezco, Matías estaba muy enojado, no sé qué me vino de repente, fui un idiota. —Enzo hundió su problema en el trago de alcohol que dio.

—No te mortifiques más por eso, seguramente que a Mati se le bajará el enojo y después se dará cuenta que reaccionó mal, solo necesitan hablar más y encontrar la manera de comunicarse. —Ariana sugirió. Enzo estaba algo aliviado de que Agustín y Ariana le demostraran su apoyo de esa manera pese a que ya sabía que Agustín de alguna manera también se oponía a aquel matrimonio de cierta forma.

Siguieron charlando hasta que el sol comenzó a ponerse, después de eso cada quien fue a descansar y a hacer otras cosas, pero lamentablemente Matías no regresó a casa cuando ya estaba oscureciendo.

Algo malo que tenía Matías, era que su impulsividad podía llevarlo a hacer cosas de las cuales podía arrepentirse después, pero cuando estaba tan enojado como en esos momentos, no podía ver claro, ni dimensionar la clase de consecuencias que podían tener sus actos.

Alguien de verdad debía quitarle la tarjeta de crédito y el permiso de conducir. Sin embargo, mientras tuviera ambas cosas y estuviera sin supervisión, haría cosas estúpidas que no eran seguras para él, solo como para probar que nadie lo controlaba, que nadie estaba por encima de sus decisiones y que solo él podía manejar sus decisiones y su vida.

Pensamiento demasiado inmaduro, pero si alguien se lo preguntaba, era que solo quería poder disfrutar de las cosas que tenía la vida y que le valiera una mierda lo que las demás personas decían.

Y qué mejor que celebrar su juventud con un montón de alcohol en un bar lleno de desconocidos porque esa era la mejor puta idea que pudo tener aun después de estar jodido del viaje y encima sin haber comido nada.

Era su tercer tarro de cerveza, la gente a su alrededor era realmente divertida, así que al menos compañía no le hacía falta para nada, al menos podía olvidarse de las cosas, porque ese era otro de sus grandes problemas, tenía muy poca inhibición cuando estaba ebrio y luego no se acordaba de una mierda de las cosas que había hecho estando ebrio.

—¿Entonces no tienes novio? —Le preguntó el chico que estaba a lado suyo y Matías, que claramente no estaba interesado en él por más ebrio que estuviera, soltó una risa sarcástica.

Déjame Elegirte [Enzo x Matias]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora