Capítulo 11. La confianza que te tengo

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Matías sabía que debía volver a casa, su escape de algunos días se había terminado, debía regresar a casa y enfrentar a todos en ella, hablar de por qué demonios se había ido de la fiesta de su futura suegra y de la posible treta que les estaba poniendo la familia de Enzo y claramente de la bancarrota que enfrentaba su propia familia. De los sentimientos que tenía por Enzo mejor ni hablaba. A ese ni lo quería ver.

—¿Seguro que te quieres volver ya? —Le preguntó Fran cuando le vio terminar de empacar. Aunque tenía un ligera sonrisa en sus labios, porque Matías seguía usando la remera de Enzo pese a que había dicho ya varias veces que no quería verle ni la sombra al alfa. Aunque supuso que su aroma lo calmaba y era mejor de esa forma.

—Sí, es mejor. De cualquier manera ahora o después, el resultado será el mismo, no puedo evitar a mi familia todo el tiempo. —Se sentó en la cama y suspiró, aún estaba cansado y desanimado, el celo lo había drenado de energías y todavía tenía algunos síntomas y efectos del mismo, pero nada que no pudiera manejar.

—En todo este tiempo ninguno de los dos paró de llamarme. Realmente estaban preocupados por ti. —Fran se sentó a su lado y le abrazó por los hombros. —Creo que debes hablar con ambos. Debes aclarar las cosas aunque no es lo que desees en estos momentos, pero es lo que necesitas.

Matías asintió, suspirando nuevamente, porque Fran tenía razón, si no confrontaba las cosas ahora, después todo sería más confuso y necesitaba respuestas.

—¿Estarás bien? —Preguntó Fran y Matías volvió a asentir, sonriendo un poco.

—Sí, gracias, Fran, por todo. No sé cómo pagarte.

—Bueno, cuando Enzo te presente a alguno de sus amigos guapos y con dinero, tienes que prometer que me conseguirás su número. —Fran dijo a modo de broma y eso los hizo reír a ambos, al menos el buen humor de Fran siempre le levantaba su propio ánimo.

—Te lo prometo. —Aseguró y Fran le dio un beso en la mejilla y le ayudó con sus cosas para llevarlo a esperar su auto.

Bajaron del edificio platicando todavía de las cosas que tenían que hacer pendientes de sus clases en la facultad ya que los dos habían faltado esos días, pero ya tendrían tiempo de reponerse y de hacer sus deberes. Para ser sinceros a Matías ni si quiera le importaba eso, era el menor de sus problemas, pero de cualquier manera seguía inscrito y había expectativas que tenía que cumplir.

Estaba pensando en todo eso cuando bajaron que ni siquiera se percató que aparcado detrás del Uber había otro auto, pero de inmediato lo notó cuando a la nariz le llegó el aroma del alfa al que quería evitar por completo. Seguía sensible por los efectos de su celo, así que el aroma de Enzo le fue reconocible tan pronto el alfa estuvo fuera de su auto.

—¿Qué demonios haces acá? —Preguntó Matías cuando Enzo se le acercó.

—Vine por ti. Necesitamos hablar, Mati. —Enzo le tomó la maleta a Fran quien le estaba ayudando a Matías y este se la dio sin pegas, aun cuando su amigo le dio una mirada letal.

—Yo no quiero hablar contigo, además ya tengo un auto. —Se justificó, intentando quitarle la maleta al alfa.

—¿De verdad quieres ir a tu casa? —Preguntó Enzo, a sabiendas de que probablemente ir a su casa era la última cosa que Matías deseaba.

—Tengo que ir. —Respondió el omega.

—Pero no quieres... y yo quiero hablar contigo, antes. Por favor.

—Mati, dale, no seas boludo. ¿Qué fue lo que te dije? —Fran le dijo, abogando por Enzo y sus suplicas de que fuese con él para poder hablar.

Matías bufó, indeciso, pero lo que Enzo decía era verdad, ir a su casa era lo último que deseaba, pero tampoco quería seguir invadiendo el espacio personal de Fran, después de todo ya había sido mucho con el simple hecho de tener que aguantarlo con el celo.

Déjame Elegirte [Enzo x Matias]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora