AST - SWEET LOVE

CAPÍTULO 2

💞 "Los postres son como una canción que te hace sentir bien y los mejores incluso te hacen bailar" - Edward Lee 💞

YŪJI POV

Nací en un pequeño pueblo en Sendai, soy hijo único y por desgracia perdí a mis padres cuando aún era muy joven, por lo que casi nos los recuerdo. Mi gusto por la cocina y los postres data desde que era pequeño, siempre he amado hacer feliz a otros con mis preparaciones, especialmente a mi abuelo, quien dedicó sus últimos años de vida a cuidar de mí. Fue él quien muchas veces me motivó a no rendirme y siempre dar lo mejor de mí.

El abuelo falleció hace 3 años. Fue un momento muy difícil porque no pude despedirme apropiadamente de él porque mi sueño en ese momento estaba en juego, ya que había logrado una beca para continuar mis estudios en Francia. Así que aun sabiendo que se encontraba mal, el abuelo me forzó a aceptar el viaje. Me fui durante 1 año a especializarme en confitería, chocolatería y pastelería francesa al Ecole Ducasse - Ecole Nationale Supérieure de pâtisserie, y luego me especialicé en otros tipos de pastelería y repostería, fue un poco complicado por la barrera del idioma, pero la experiencia fue maravillosa. No solo conocí a muchas personas de diversos rincones del mundo, sino que amplié mis horizontes en cuanto a lo que puedo crear. Descubrí nuevos ingredientes y combinaciones.

Durante ese breve periodo de tiempo tuve una relación con un extranjero que no llegó a mucho, ya que no pudimos mantener la comunicación luego de terminada la especialización. Al regresar, me topé con la noticia de que el abuelo había fallecido un par de días antes de mi regreso. Estaba devastado, pero las enfermeras me explicaron que fue él quien expresamente pidió que no me notificaran porque temía que abandonara mi sueño, y cuanta razón tenía. Habría corrido de regreso, si eso me garantizaba verlo una última vez.

Perdí el rumbo durante un tiempo, hasta que finalmente tomé la decisión más arriesgada de mi vida. Vendí lo poco que teníamos en Sendai, y decidí venir a Tokio para cumplir mi sueño. Debo admitir que no fue nada fácil porque no querían contratarme, no porque no tuviera el conocimiento o la experiencia, sino porque estaba sobrecalificado para los puestos que ofrecían.

Quise regresar a Sendai, pero estoy seguro de que el abuelo se habría molestado conmigo, así que inicié haciendo trabajos pequeños por mi cuenta, y afortunadamente todo salió bien, puede hacerme de mi propia cartera de clientes. Y fue eso lo que me ayudo a abrir este pequeño espacio en tan concurrida calle de Tokio hace unos meses.

Las cosas han ido mejor de lo que esperaba. Cada día hay más clientes, he tenido que contratar más personal, y mis comensales disfrutan todas y cada una de mis creaciones. Verlos sonreír me llena de felicidad, ya que ese siempre fue mi mayor sueño.

Mientras me preparaba para mi gran aventura conocí al dueño de la florería de enfrente. Es un chico bastante lindo y agradable, que comparte mi pasión por las cosas dulces, aunque de diferente manera. Y es que, así como el adorna mi local con sus preciosas flores, es Satoru el primero en probar cada nueva creación. Si él da el visto bueno, entonces ese producto es lanzado, él no lo sabe, pero confío mucho en su criterio porque es un adorable glotón de primera clase.

Y tan puntual como siempre, la campanilla de la puerta anuncia la llegada de un visitante. Son las ocho de la mañana y como de costumbre Satoru ya está aquí. - Pensé que tenías un evento hoy - sirvo dos tazas de café, y para mi agrego un pie de manzana con nueces y para Satoru, he presentado un postre de miel ruso típico de ese país. La medovik es elaborada con varias capas de galletas de miel grandes y después se rellena de una mezcla de crème fraîche y crema montada. Todo esto decorado con una sencilla pero vistosa capa de migas de galletas. Su preparación es sencilla los ingredientes muy comunes.