Capítulo 12: ¿Quién eres tú?

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Narra Namjoon.

Permanezco sentado y encerrado en los separos de la delegación con los nudillos de mi mano derecha casi destrozados, evidentemente la paliza que le di a Ted iba a tener consecuencias. Hace más de dos horas llamé a mi abogado para que me ayude a salir de este problema y no me han informado nada.

Los minutos se me hacen eternos, la oscuridad de este lugar y la actitud desafiante de los otros presos en las celdas de al lado me ponen los nervios de punta.

No sé cuánto tiempo más pasa hasta que un oficial se acerca hasta mi celda. —Vienen a verlo.

Doy por hecho que es mi abogado, me levanto pero a quien me encuentro es a Jin, con una cara de decepción.

—Tu abogado ya pagó la fianza —Anuncia con los brazos cruzados— Tienes suerte de que el otro imbécil tenga antecedentes penales por acoso y abuso sexual, si no... hubieras arruinado tu futuro, Namjoon.

 hubieras arruinado tu futuro, Namjoon

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Me cuesta pasar saliva. —¿Cómo te... enteraste?

Jin resopla mientras mueve la cabeza. —Vi la noticia en un programa mientras almorzaba, te reconocí y vine aquí. —Se acerca un poco más— ¿Todo fue por ella, verdad? ¿Por la otra mujer?

Hago tronar mi cuello. —Ese imbécil intentó abusar de ella. No iba a quedarme así, no pude... contenerme...

—Ese es el problema. —Confiesa con seriedad— No solías ser un hombre de impulsos ni de problemas, soy tu amigo y debo de ser honesto, había mil formas de hacer esto y elegiste la peor. Ya arruinaste a Yun, tu matrimonio... ¿ahora también quieres arruinar tu vida?

Agacho la cabeza apenado. —Yo no... no sé qué carajos me pasa... ni mucho menos sé que hacer para enmendar toda la mierda que hice...

Jin resopla pero me toma del hombro a través de los barrotes. —Ya no puedes remediar el pasado, Nam. Pero si puedes empezar a hacer las cosas bien. Sin mentiras, sin nada que dañe a terceras personas de manera consiente.  —Inhalo con pocas esperanzas— Yo estaré contigo siempre, hermano. Lo único que te pido es que no vuelvas a agarrarte a golpes con un hombre de casi cien kilos.

Suelto una risita desanimada y entonces el oficial de antes aparece para abrir la celda.

—Tú abogado te espera en la sala de conciliaciones, al parecer consiguió tu libertad.

...

Narra Yun

El timbre suena anunciando que las clases del turno matutino han terminado y nunca había sentido tanto alivio. No pude concentrarme, estuve dispersa y distraída por no decir torpe. No pude olvidarme de mis problemas ni un momento: no tengo un lugar propio donde vivir, mi abogado ha iniciado los trámites del divorcio y no he pensado en qué decirle a mi familia con respecto a mi matrimonio. Dios, mi vida es una tragedia.

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