El golpe

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Julia

-Se divierten corazones. En la tarde pasa Papá por ustedes

Abrazo a mis pequeños antes de que se metan por la puerta del colegio.

-Si mami. Te quiero mucho – Mi pequeño Román, es el más empalagoso conmigo.

-Adiós mamá. Nos vemos en la noche – Luca tiene sus momentos, a veces súper dulce y otras igual de frio que yo. Por lo visto hoy estamos en modo hielo.

Me subo a mi camioneta y les mando un besito, antes de perderlos de vista. Pongo en el altavoz Beast Of Burden de mis adorados The Rolling Stones. Como siempre voy cantando e inevitablemente me contoneo lo que permite ir manejando. Si hay algo que disfruto y amo eso es la música.

En pocos minutos llego al estacionamiento del gimnasio. Antes de bajar de la camioneta me pongo mis audífonos. Hoy se me antoja escuchar música a todo volumen. Así bajo mi maleta de deporte que está en la cajuela y me dirijo a la entrada. Saludo a las chicas de recepción, como todas las mañanas. Todas son encantadoras.

Saludo a algunas de las personas que ya conozco, a algunos agitando la mano, y a otros con un besito en la mejilla. Por fin llego al área de escaladoras, en donde hago calentamiento 15 minutos y después comienzo con un circuito rápido de abdomen, esperando a que den las 8 para entrar a la clase de defensa personal.

Mis amigos poco a poco van llegando, los primeros en llegar son Miguel y Sebastián, después Judith junto con Alberto y al último y con una pinta de desveladísima, Nohemí.

-Bueno Mujer, pero ¿Tú has dormido algo hoy? – Le pregunta Sebastián

-¡Oleee! Pero que ha estado buena la faena – Judith se burla, pero a Alberto no le hace ni tantita gracia. Me da penita.

Nohemí bosteza y le da un trago a su café. Me saluda con un besito en la mejilla.

-No me estén chingando, pinches envidiosos – Le da otro sorbo a lo que sea que traiga en su termo.

Darío entra por la puerta de la sala a las 8 am en punto, junto con su auxiliar, Alfredo se llama. Se dirige a donde están las maletas y deja la suya a un lado de la mía. Son muy parecidas, en algún momento podríamos confundirlas, espero que eso nunca pase. Después de dejar su maleta en el suelo, se voltea hacia la clase y da un escaneo rápido a los que nos encontramos ahí. Al llegar conmigo me parece que me da una repasadita con la mirada, ¿o es que acaso mi gusto por este hombre me está haciendo malas jugadas? Bueno, tengo que darme tantito crédito, la verdad es que estos leggins color menta se me ven bastante bien. Se moldan bonito a mi redondito trasero. Me quedaré con esa idea, me sirve para subir una rayita a mi ego femenino.

-Buenos días a todos – Su voz es grave, me encanta.

-Vamos a calentar y a hacer unos estiramientos para evitar lastimarnos con las prácticas que vamos a hacer. Comencemos.

Seguimos la rutina que nos pone. Así por 15 minutos, después comenzamos con una serie de golpes tipo boxeador que tiramos al aire, copiando la técnica que nos da. Se ve muy sencillo, pero al cabo de unos minutos es cansado.

-Ok. Todas las clases vamos a tener una práctica de cómo nos podemos zafar de alguna situación incómoda o de riesgo, como quieran llamarle. Les voy a mostrar con Alfredo como es el ataque y de que manera él lo puede repeler. ¿Estamos?

Toda la clase asentimos. Esto es por lo que realmente me inscribí a este entrenamiento. Nohemí por su parte, hace esfuerzos sobrehumanos por mantenerse de pie ¿Pues a donde se fue esta mujer?

La demostración trata de cuando una persona abraza a otra por detrás y la víctima, por así decirlo, golpea con el codo la mandíbula del atacante para que este la suelte y así tenga un momento de distracción para poder ponerse a salvo. En este caso, Alfredo es el atacante y Darío la víctima.

JULIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora