XII

88 10 0
                                    

A las 10 de la mañana del viernes veintiséis de febrero recibió un mensaje de ella donde le decía que lo necesitaba, él rápidamente le marcó. 

-¿Qué pasa? ¿Dónde estás?- hablo con preocupación buscando cualquier ropa que ponerse para irse de inmediato donde se encontraba su novia 

-Tranquilo estoy en la cafetería, solo que me marcaron de la editorial les encanto mi historia- se escuchaba la felicidad en sus palabras 

-¡Te lo dije! Este día no puede ser más especial de lo que ya es-

Pero... 

-¿Cómo que hay un pero? 

-Solo me pidieron una parte del final que pegara más, y ahora lo estoy pensando 

-Estoy seguro de que lo conseguirás 

-Te amo y gracias por siempre apoyarme, ¿nos vemos a las 2:26? 

-Si a las 2:26 te marco antes para ir a recogerte a tu casa, yo también te amo y para eso estoy mi vida

-Te veo en unas horas, con cuidado. 

-Igual. 

La llamada llegó a su fin y Sebastián comenzó a organizar los regalos y su ropa para la salida que iban a tener. 

Ya era hora para ir a buscar a Isabela y antes de llamarla noto las estrellas que brillaban y decidió pegarlas en su techo como ella se lo había pedido y cuando termino una llamada entrante llego. 

-Perdóname mi vida, ya voy para tú...- No pudo continuar su explicación porque se escuchaban sollozos- ¿Isabela? 

- ¿Sebastián? - escucho su voz rota, pero después escucho otra totalmente diferente- Hijo, soy Emilia, la madre de Isa, ven rápido al hospital del centro, algo sucedió. 

Él, sin pensarlo corto la llamada y tomo rumbo hacia el hospital, chocaba con algunas personas por la prisa que llevaba, pero la preocupación y ansiedad estaban comiéndole la mente que no podía pensar en los demás, solo en Isabela; al llegar al lugar noto a los padres de su novia, se acercó a ellos y comenzó a pedir explicaciones. 

-No sabemos nada hijo, solo nos marcaron y dijeron que había sufrido un accidente- explico el señor Álvaro 

-Pero ¿accidente de qué? Ella no maneja 

-Tranquilo Sebastián, ella estará bien y todo será un susto. - intento calmarlo la señora Emilia 

-Espero- dijo y se tomó asiento en una silla de la sala de espera. 

Minutos después llego Geovani acompañado de los amigos de Isabela porque la madre de ella les había contado de la situación, en ese momento salió un doctor y al ver que los padres de su novia se acercaron a él, esté también lo hizo. 

-La chica fue sufrió un golpe muy duro a causa del accidente- explicaba

-Pero ¿Qué accidente? ¿Qué le sucedió a mi hija? 

-Señora a su hija sufrió un accidente de tráfico, fue embestida por uno de los autos del choque, lamento decirlo, hicimos todo lo posible, pero ella no sobrevivió. 

Aquellas palabras que dijo el doctor hicieron que la madre de ella se derrumbara, su padre estaba en shock y como pudo se acercó a abrazar a su mujer, y detrás de ellos estaban los amigos de Isabela negando la noticia y en la pared estaba recargado Sebastián quien veía a la nada sin poder digerir la realidad. 

-En unos momentos les daremos información para que puedan retirar el cuerpo de la chica y en la recepción pueden recoger las pertenencias de ella, con su permiso.

Álvaro sentó a su mujer en una de las sillas y después fue hacia la recepción, Geovani se acercó a la madre de Isabela para no dejarla sola, y unos minutos después regreso el padre de la chica, quien veía las cosas de su hija en sus manos, se acercó a Sebastián y lo abrazo. 

-Es una mentira- murmuro

-Es lo que yo también deseo- se separaron y el hombre le dio una carta- creo que esto es para tiSebastián miró la carta y esta decía "Feliz Veintiséis" intento tragar el nudo en su garganta, pero fue en vano los sollozos se presentaron al igual que las lágrimas que comenzaban a empapar su rostro. 

Todos se habían quedado en espera del cuerpo de Isabela, y después de eso cada uno fue a descansar porque hasta el día siguiente iba a ser el velorio. 

Sebastián llegó a su habitación, miro los regalos en su mesa y se rompió nuevamente, le dolía el pecho, solo deseaba que todo fuera un sueño, miro su celular y vio el último mensaje que tenía de ella. "Te necesito márcame" y ahora él la necesitaba y arriba de estemensaje estaba el último "Te amo", levanto su cabeza buscando aire y noto las estrellas que brillaban y se dio cuenta de que ya no volvería ver a Isabela brillar.

Al día siguiente los padres de Isabela querían omitir el velorio y decidieron que cada uno la viera por última vez antes de que su cuerpo fuera enterrado, Sebastián se negaba, pero Geovani lo convenció y entro con él

-Me duele, verte así, no puedo. - dijo mientras sus lágrimas aparecían de nuevo- solo quiero verte sonreír, por favor Isa, solo mírame, no quiero que esta sea una primera y última vez que te vea. Despierta- le pedía- ¿Y ahora que haré? Me acostumbré a verte, a escucharte ¿Cómo podré vivir con este dolor? Despierta por favor- se recargó en el ataúd y así duro unos minutos llorando esperando que Isabela despertara, pero no sucedió- En la carta me dijiste que querías ir a la Isla de la felicidad ¿Por qué te fuiste sin mí, sin avisarme? - miro su rostro- Ahora me quedo aquí esperando que pueda ir contigo y es lo que más me pesa, yo quería demostrarte que la isla está aquí, junto a mí, los dos unidos, con el amor incondicional que nos tenemos. Isabela, yo te amo por favor. 

Geovani tuvo que abrazar a su amigo, ya que no se quería separar del ataúd, pero en un momento entraron los demás para que pudieran hacer el velorio y así fue, la caja baja, la tierra la cubrió, flores remplazaron ese vacío y solo quedaba ver su tumba donde estaba grabado su nombre "Isabela Álvarez Rodríguez 31 de noviembre 2002- 26 de febrero 2023"

Sebastián había llegado a su casa acompañado de Geo a quien le pidió que lo dejara estar solo y este lo respeto, al llegar a su habitación se acostó en su cama y miro las estrellas en su techo, quiso dormir, pero una llamada hizo que se levantara a contestar. 

- ¿Sebastián Gómez? - preguntaron y él respondió con un sí- La señorita Isabela me paso este número para que nos diera el final de su libro, comento ella que usted lo tenía y podía enviarlo.

-Lo siento, pero...- fue interrumpido 

-Perfecto, envíelo al correo de la Editorial Eudamon, gracias. 

El chico miró confundido su celular y después miro la carta de Isabela, no había podido terminarla y tomo el valor de leerla y al final de esta decía lo siguiente: 

"Tripita deseo que uno de tus poemas este en este libro tan especial para ti y para mí", este sollozo y levanto la mirada intentando que las lágrimas no salieran de nuevo, y se encontró con las estrellas en el techo, abrió su laptop, después su correo y comenzó a escribir. 

"Lo único que nos toca rescatar de esta vida son los recuerdos, y a mí solo me queda mirar las estrellas en el cielo, esperando que alguna de ellas seas tú, y deseando que ahora estés junto a mí mirando las estrellas en mi techo" 

Enviado.





Veintiséis || RoierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora