Capitulo 4

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Deslizaba los dedos sobre las cuerdas en un sonido realmente bonito e
improvisado. Cerré por un momento los ojos y me dejé llevar por esa melodía
que salió tan drásticamente de mi mente, respirando con suavidad y sabiéndome de memoria cada nota de ese instrumento en el que tanto empeño había puesto por tocarlo.

El silencio fue suplantado por la música que salía de mis dedos tocando las
cuerdas de la guitarra de una forma jodidamente buena.

Sonreí y abrí los ojos después de un tiempo dejándome llevar, y toqué un par de notas afinadas haciendo que la canción terminase, volviendo al silencio y ese par de miradas cómplices de Bill y mías, quien me sonrió y dejó la tarea
a un lado.

- Suena bien - dijo sin más, subiéndose las gafas.

- Ya te dije que era el mejor - contesté sonriendo, haciendo que Bill riera
por mi narcisismo.

Ya había pasado una semana desde que me arrastré a casa de Bill hecho mierda, se me puso un morado feísimo en el estómago que dolía horrores cada vez que intentaba hacer ejercicio. Se transformó primero en un color violáceo, y ahora estaba de un color verde casi desaparecido del todo.

Las heridas del rostro no tardaron mucho en irse, así que seguía teniendo mi perfecta cara con la cual incordiar a Bill al presumir de ella.

Le había cogido incluso cariño a la guitarra de Bill después de estas tardes
tocándola mientras jodía a Bill quien hacía la tarea y me pedía un poco de
silencio, aunque eso fue los primeros días, después ya se acostumbró y acabó resignándose.

- ¡Bill! - escuchamos que gritaban su nombre desde abajo su madre, y ambos dejamos de mirarnos.

- ¿¡Qué!? - gritó de igual forma.

- Ducha a James, yo me tengo que ir a comprar comida que mañana viene la
vecina a cenar - informó su madre subiendo las escaleras y apareciendo en la puerta semi abierta del cuarto con el bolso colgado del hombro. Yo dejé la
guitarra a un lado y Bill se levantó de la silla.

- ¿La vecina? ¿Samantha? - preguntó, cambiándole completamente el rostro a
una mueca de desagrado.

- Samantha y sus padres - dijo poniendo los ojos en blanco.

-¡Pero mamá, sabes que esa niña me acosa! - gritó, y yo fruncí el ceño.
Espera, espera... Bill tenía una supuesta vecina llamada Samantha y... ¿Le
acosaba? ¿Qué coño?

- No es una niña, tiene la misma edad que tú - dijo suspirando.

- Sí, claro, y casi me viola - ¿Qué? ¿Había escuchado bien?

- Oh, por dios - se quejó Simone.

- Mañana me iré a la biblioteca o me quedo por ahí como un vagabundo, pero ni de coña ceno con Samantha, a saber, conociéndola es capaz de echarle viagra a la comida.

- ¡Bill! - mi cara seguramente ahora mismo era entre risa y de no entender
una puta mierda. Su madre le llamó la atención y Bill suspiró - Si quieres no
vengas a cenar si duchas a James ahora, pero te dejo a cargo de Tom.

-¿Qué? - pregunté siendo ahora el centro de atención.

- Mañana Bill estará a tu cargo, ¿Vale? Yo ahora me voy a comprar que llego
tarde - dijo mirando la hora -. Adiós, cariño - se despidió de esa rápida
conversación dejando un beso en la mejilla de su hijo mientras agitaba la
mano hacia mí, en forma de despedida. No me dio tiempo ni de decirle "adiós"
cuando escuché que la puerta principal había sido cerrada. Me quedé
confundido mirando hacia la puerta y lo único que me distrajo fue el largo
suspiro de Bill, ahora mirándole.

A Dos Bandas {Toll, Twc NR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora