Capitulo 13

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Nunca me había sentido así, jamás me había puesto nervioso al tener sexo con
alguien, tan solo las primeras veces, pero sentía que mis manos comenzaban a sudar y mi corazón palpitaba con fuerza.

Ambos respirábamos agitados al estar besándonos y jugando con la lengua del otro. Me encantaba el piercing que tenía Bill en la lengua, cada vez que se frotaba contra mi boca lo sentía y yo no hacía más que tocarlo también con mi lengua, le tenía sujeto con fuerza de las caderas y él tenía sus brazos alrededor de mi cuello.

Esto cada vez se tornaba mucho más caliente y excitante, y con ello también
subían mis nervios, mis manos podrían estar perfectamente temblando de no ser porque me controlaba. Era mi primera vez con un chico, mi primera vez con alguien que realmente tenía relación y me gustaba, y desde ese momento supe que hacerlo con él iba a ser diferente a todas las veces que tuve sexo a lo largo de mi adolescencia.

Se escuchaba el sonido húmedo de nuestros labios al separarse y después
volverse a unirse en otro beso mucho más fogoso, Bill soltó un leve gemido
que me puso a cien cuando se levantó de la silla junto a mí y su cuerpo
impactó contra uno de sus armarios.

- Oh, mierda... - susurró con una leve risa en el beso, dando un paso a la derecha porque se había dado contra el pomo de este, yo me reí también y abrí por un momento los ojos, viendo su perfecto maquillaje de sombra negra en sus
párpados y sus pestañas hacia arriba, haciéndole ver jodidamente perfecto y
excitante a la vez.

- ¿Estás... bien? - murmuré de la misma forma que él, separándome de sus labios para bajar mis labios hinchados, rojos y mojados por su barbilla hasta
llegar a su largo y blanquecino cuello.

- Hum... Sí... - sonreí cuando ronroneó y alzó la cabeza para que tuviera más
espacio en su piel que comencé a besar mientras sentía que me agarraba de una de las rastas y comenzaba a tocarla con sus finos y delgados dedos junto a un
escalofrío que recorrió todo su cuerpo y le puso la piel de gallina.

Amaba que tuviera la piel tan blanquecina, era precioso, como si fuera un muñeco de porcelana, con los ojos grandes, una nariz respingosa y unos labios perfectos, suaves y sabrosos. Me quité sus gafas que ni siquiera me había dado cuenta de que seguía llevándolas y las dejé a un lado. Mordí levemente su quijada y volví a subir hasta sus labios, pero mi mano derecha fue bajando de su cadera, pasando por su culo, hasta llegar a una de sus muslos y hacer que la subiera y así poder caber mejor entre sus piernas. Bill sonrió y me mordió el labio inferior para después volver a unir su boca y su lengua con la mía. Sus dedos seguían entre mis rastas, y siempre me las ataba en una coleta o con una bandana que él quitó y dejó caer al suelo, haciendo que ellas quedaran sueltas y algunas vinieran hacia mi cara. No me molestaban, a veces picaban, pero ahora mismo estaba tan concentrado con Bill que no me di ni cuenta de ello, él las acariciaba y las puso detrás de mi oreja.

Me moví un poco y eso sirvió para que yo soltara un gemido ahogado y que Bill volviera a ronronear al restregar levemente las erecciones que comenzaban a formarse debajo de nuestros pantalones.

Joder, nunca me había restregado contra la polla de un tío, normalmente lo hacía con el culo de las tías, pero... me sorprendió darme cuenta que se sentía el mismo placer.

Le bajé la pierna de mi cadera a Bill y le guié hasta su cama, abriendo los ojos y chocando su cuerpo con ella ahora no tan fuerte.

- Si quieres que pare... - susurré, dándole cortos besos a sus labios - porque no te sientes cómodo, solo... - él me agarró de la nuca y me hizo pegar sus boca contra la mía - dímelo... - completé.

Quería hacer las cosas bien con él, joder, no me gustaría que se asustase y
comenzara a llorar o a sentirse mal. Si él quería, yo encantado iba a hacérselo, tenía ganas de probar su cuerpo y de poder tener sexo con un chico, joder, tenía ganas de hacerlo con Bill, con el pringado... Me gustaba tanto, joder, me gustaba tanto este puto niño... Y sabía que su cuerpo me iba a gustar mucho más, lo supe cuando se recostó sobre la cama y la parte en la que doblaba la pierna quedaba afuera, mientras yo me colocaba a un lado y me recostaba sobre él, aún era demasiado pronto para ponerme entre sus piernas.

A Dos Bandas {Toll, Twc NR}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora