La princesa pensaba que una muerte sin sufrimiento es una bendición.
Si mataba a su primo en ese instante, no tendría la venganza que ella esperaba por los sufrimientos que la hizo pasar. Deseaba que él suplicara por su muerte.
Además aún no tenía el anillo de Kirke en sus manos; añadiendo que a esas alturas sabía que él los estaba envenenando gradualmente para que no ocuparan totalmente su poder.
La familia imperial siempre ha sido fuerte y en especial su caso, al ser los dos miembros con gran destreza física y dotados de magia elemental.
El hecho que en sus vidas anteriores fueron derrotados por Regis, era porque ya habían sido debilitados y estuvieron usando la tercera parte de su poder.
Si ambos hubiesen peleado con todo su poder, habría existido gran probabilidad de haber vencido al Duque Floyen y las tropas que se levantaron en rebelión.
Aparte lo que también consideraba Elaine, era el hecho de conocer qué otros nobles estaban apoyando la rebelión. Lamentablemente siempre era asesinada antes de saber de los partícipes en esa situación, solamente en una de sus vidas logró tener un nombre, el conde Arlo.
|Si realmente haré que supliques tu muerte...|, pensó la princesa.
—He escuchado rumores que has roto tu compromiso con Aubrey... Parecía buen muchacho—
—Sí... Después de todo no creo que él hubiese sido el esposo ideal para mí...— respondió la princesa.
—En eso tienes razón, es todo un mediocre...— exclamó con una pequeña burla, Elaine reprimió las ganas de golpearle la cara por haber hablado así del amor de su vida, quien ya ahora era su ex-prometido.
—Y ¿ahora quién será el afortunado princesa?...
—Supongo que un hombre digno de mí... Perdona primo tengo otros asuntos que atender, si me disculpas tengo que retirarme...— añadió amablemente.
—Claro princesa, bendiciones al Imperio Ashet...— exclamó con una breve reverencia.
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El Emperador le comentó a Elaine que su compromiso con el hijo del Duque Floyen sería anunciado en el banquete de la fundación del Imperio.
Aún faltaban dos semanas para que llegara ese día, por lo cual tenía ciertas cosas pendientes que resolver.
Una de ellas y la cual pensaba arreglar lo más pronto posible, se trataba de cambiar a todos los sirvientes.
La mayoría de la servidumbre había sido comprada por su primo y es por eso que los estaban envenenado. Pero cambiarlos de un día para otro solo porque sí, no podía ser una solicitud que se aprobara tan fácilmente.
Tenía que buscar un pretexto perfecto, así que demostraría que su comida efectivamente estaba siendo envenenada con otro tipo de veneno más fuerte; ya que al que a ella y a su familia le daban era muy sutil y no repercutía su impacto en ese momento debido a que era en pequeñas cantidades y algo complicado de detectar.
