Fragmento Tres | Sejanus.

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Chapter 02;
"Me dejaste cuándo conseguiste, 
lo que todos quieren"

(No pasa nada - Ha*Ash)

Sejanus se incorporó al desayuno con los ojos todavía cerrados. Había tenido una noche terrible y le había sido casi imposible conciliar el sueño. El encuentro con Coriolanus se había colado hasta el fondo en su cabeza. 

Se maldecía a si mismo por ser tan débil ante él.

Le había llevado tanto tiempo arrancarse aquel dolor del pecho que no podía, ni quería, permitirse volver por aquel sendero tan oscuro. Ya está. Ya se había librado de ese fantasma, el encuentro había sido solo una jugarreta del destino y tenía que quedar atrás lo más pronto posible.

—Podría decir buen día, pero esa cara dice otra cosa —soltó su padre con una sonrisa en el rostro. Parecía que había amanecido de buen genio.
—Agradecería que no lo digas —respondió el, forzándose lo más que pudo a imitar su tonó burlón.
— ¿Y qué pasó?
—Nada, tenía muchas cosas en la cabeza. Nada más que eso.
—Bueno, hay que trabajar esa ansiedad porqué la gerencia es algo todavía mayor.

Odiaba que lo mencionará. Ya le era demasiado difícil ocupar su cargo actual, pensar que en algún momento le tocaría desempeñar un rol mayor le cargaba todos los músculos de golpe. Siempre que su padre hacía referencia a ello quería que se abriera un hoyo en la tierra y se lo tragara completo.

—Buen día —Ma hizo acto de presencia y se alegró de que irrumpiera en su charla empresarial.
—Buen día Ma.
—Ah, a tu madre si le dices buen día.
—Padre...
— ¿Qué pasa?
—Nada, ya sabes, tu hijo y su actividad favorita: sobre pensar todo.
— ¿De verdad? ¿Tuviste mala noche, cielo?
—No Ma, no te preocupes, solamente me desvele pensando, es todo.
—Bueno, preparé tarta de manzana para el desayuno. Seguro que eso te alegra un poco.
—Como siempre —le dedicó una pequeña sonrisa y aceptó un plato del pastel antes de servirse café.

Había considerado la idea de marcharse varias veces, al menos, viviendo solo en algún otro lado podría abandonarse a sus malas rachas por completo sin temor de preocupar demasiado a su madre, pero, no había funcionado. Nunca.
Siempre le pesaba demasiado dejarla sola en esta casa tan grande, y su padre le insistía en volver porqué decía que ella lo echaba demasiado de menos.

Pensaba que era cruel hacerla pasar por eso.

A veces si se lo pensaba todo con detenimiento, se sentía estancado. Veía a todo el mundo seguir adelante tan fácilmente, tener un trabajo mejor, tener una familia, un matrimonio feliz, y él...seguía aquí, desayunando con sus padres. Preguntándose a veces porqué la única persona que había querido además de ellos lo había apuñalado por la espalda.

Que idiota.

Estaba congelado en un pasado ya tan lejano que se avergonzaba de si mismo.
Seguía justo en el mismo lugar.

Aunque físicamente había cambiado, seguía en el mismo lugar.

Coriolanus se había casado, había tenido un hijo (y había oído por ahí que Livia estaba esperando otro bebé), había ascendido a la política con una rapidez impresionante. Se había olvidado de Sejanus tan rápido como él se había enamorado.
Él solamente se había quedado allí, sentado, mirando la vida pasar frente a sus ojos y sintiéndose incapaz de volver a abrirse de esa forma con nadie más.

Que humillante.

— ¡Ey! Tierra llamando a Sejanus.
— ¿Qué?
— ¿Y ahora? ¿En que pensabas?
—En que... no quiero entretenerme mucho, debería darme una ducha antes de salir para la oficina.
—Pero no probaste la tarta —reclamó su Ma y él solamente pudo sonreír ante su arrebato.

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