Fragmento Final | Sejanus

73 7 3
                                    

Chapter Final;
"Sé que tu no puedes, aunque intentes, olvidarme"
(Costumbres - Roció Dúrcal)

Sejanus dormitaba incontrolablemente sobre los folios de documentos. Había aceptado cenar con Lysístrata con la única condición de volver a ponerse al día una vez que estuviera en casa, pero, la noche había sido más larga de lo que habría querido.
Lyssie era una gran amiga, y bueno, la única que había tenido.

Tenía que darle el crédito a su madre por eso también. Aunque procuraba no mencionarla demasiado porqué temía dar impresiones erróneas. 
De cualquier modo, su recelo no había podido evitar los rumores que empezaron a esparcirse sobre ellos.

Él no los soportaba.
No entendía como todos podían ser tan entrometidos.

¿Qué más les daba?
Era tan incómodo.

Dejó caer la frente sobre el escritorio de madera y cerro los ojos solo por un momento, era un breve descanso y luego retomaría la marcha con mayor entusiasmo. Es lo que hacía, un segundo en blanco antes de volver a los números. Solía servir.

Se despertó sobresaltado por el sonido del timbre en medio de la noche. Se quedó de un pieza por un momento antes de ponerse de pie.
Afuera llovía a cantaros y él no recibía visitas.

Sus padres estaban de viaje en el dos e inevitablemente pensó en ellos.

Se calzó las pantuflas con los ojos todavía cerrados y caminó lo mas prisa que su cuerpo pudo hacía la puerta principal. No le gustaba que los avoxes se quedarán hasta tarde cuándo era innecesario, es decir, si nadie vendría ¿para qué mantenerlos en vela? 
Ya soportaba suficiente con tenerlos dando vueltas por allí por ordenes de su padre.

Abrió la puerta refregándose los ojos un poco tratando de barrerse el sueño restante, y una vez que logró enforcar a su visitante nocturno, el shock lo trajo de vuelta al despertar total.
Allí, parado frente allí, empapado de pies a cabeza, estaba Coriolanus Snow.

—¿Coriolanus?
—Hola.

Esperó en silencio alguna señal de que estaba soñando, algún indicio de que nada de lo que estaba sucediendo era real.

— ¿Q-qué haces aquí?

Pensaba que estaba empezando a llevarlo mejor.
¿Por qué de pronto estaba teniendo estos sueños otra vez?

—Tengo tu pañuelo —alzó la mano enseñándole un trozo de tela que estaba tan mojado como él.
—¿Qué? —notó el temblor extenderse por el cuerpo del rubio—. Estás empapado, pasa.

Se hizo a un lado con movimientos casi robóticos.

—Octavius olvido devolvértelo.
— ¿Has venido hasta aquí por eso? —cerró la puerta a su espalda y el estruendo hizo estragos en Coriolanus que dio un leve respingo. De repente, su asombro empezó a transformarse en odio
—Y-yo... —su voz sonaba pesada.

Este idiota estaba borracho.

—Dámelo. No tenías que venir, ni siquiera noté que no lo tenía.
—Sejanus...
—¿Qué haces aquí, Coriolanus?
— ¿Es verdad que vas a casarte?

Dios, ni siquiera sabía para que lo estaba intentando.

— ¿Has venido con tu chofer? —mantuvo sus ojos clavados en el pomo de la puerta, estaba empezando a sentirse pequeño otra vez.
—Sejanus...
—Bien, le pediré al mío que te llevé. No deberías conducir en ese estado.
—Estoy bien.
—Estas empapado, en bata y parado en mi recibidor —se volvió a mirarlo sin contener la risa que le daba aquella mentira tan fácil de desmontar—. Estas borracho.
—No, bueno, sí, pero no me iré hasta que hables conmigo.
— ¿Disculpa? ¿Es una exigencia? Porqué por lo que sé no soy tu empleado, y esta es mi casa, así que yo soy quien exige aquí.

something old ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora