Para Yeonjun no existe la palabra libertad; vive encadenado a las deudas y a las responsabilidades. Vivir estresado es su día a día. Entonces, cuando acepta el empleo de ser un Sugar Baby suena tan tentador y confiable.
La Casa de Azúcar le abrirá...
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Ha pasado bastante tiempo desde que volvió a disfrutar del invierno. Del helado viento calentando su mejilla al igual que un beso, de sus labios húmedos crispándose y sentir los pequeños copos caer en su mano.
Entonces, Yeonjun sintió como acomodaban su gorra de lana color negro en su lugar. Girando, encontró a Soobin sonriéndole. Su corazón se aprieta en su pecho al verlo tan apuesto en aquella cafetería.
De pronto, se pregunta si alguna vez se cansará de verlo sonreír de esa forma tan coqueta y suelta. Una de sus grandes manos oculta en los bolsillos de su parka¹ marrón y la otra mano rodeando su cintura. Yeonjun piensa que ese suéter beige hace resaltar los fríos ojos del hombre. Alcanza el cuello de la camisa bajo el suéter y lo arregla ganándose otra pequeña sonrisa y Dios sabe que Yeonjun ama los vaqueros negros ceñidos a las piernas de Soobin y los botines de vestir marrón oscuro.
Él se ve tan sexy y Soobin parece deducir sus pensamientos por la mano que serpentea bajo su cazadora. El pulgar escarba hasta lograr llegar bajo su polo azul Francia. Su piel se eriza al sentir a Soobin acariciarlo con ternura en un pequeño gesto adorable.
Soobin, en cambio, no parece ser consciente de su pequeño gesto mientras sigue hablando con un hombre que Yeonjun perdió su nombre en el hilo de la sosa conversación de negocios y construcción.
No era divertido salir de compras y terminar chocando con un socio de Soobin. Ahora estaban tomando un café con el hombre y mientras hablaban sobre planos y cosas aburridas, Yeonjun sólo disfruta de la caricia en su lugar. Bebió del caliente café y probó algunas de esas galletas con chispas de chocolate.
La navidad estaba a la vuelta de la esquina y debía comprar regalos tanto para Kai y Sana como para Taehyun y Haneul. No le gustaba nada estar sentado allí escuchando a esos dos hablar sobre algo que poco le importaba o que no entendía absolutamente nada.
Tirando de la muñeca de Soobin, captó su atención.
Soobin se disculpó con el viejo hombre y tomando del codo a Yeonjun lo apartó a un lugar privado.
─Quiero irme ─le dijo.
Soobin le frunció el ceño como suele hacer cada vez que no está conforme con Yeonjun. Yeonjun lo imitó cruzándose de brazos.
─Estoy en una conversación con el señor Hwang ─compartió Soobin─. Sólo será un momento.
─Me has dicho lo mismo hace una hora. Estoy aburrido y quiero largarme. El trabajo pertenece a la oficina, ahora no estás trabajando ─rechinó los dientes y no es que quisiera molestar a Soobin adrede, pero le molesta que él arrastre su trabajado cuando se supone que no debería hacerlo.
─Sólo tomará un momento.
─Bien. Puedes quedarte a hablar con el señor Hwang mientras sigo adelante. Aún tengo una larga lista de quehaceres y Taehyun necesita que pase por los ingredientes y debo despedir a Kai en el aeropuerto y tener los obsequios a tiempo. No quiero que te molestes, puedes seguir aquí.