13 ─ Dulce Lealtad

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«Todo lo nuevo, incluso la felicidad, causa espanto»

Friedrich Von Schiller

Segunda Parte:

"Los débiles lloran mientras los fuertes ríen"

Alrededor de todo el trayecto desde el departamento de Yeonjun hasta su residencia, lo único en lo que la mente de Soobin está concentrada es en el explosivo beso de despedida que su pequeño chico le dio

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Alrededor de todo el trayecto desde el departamento de Yeonjun hasta su residencia, lo único en lo que la mente de Soobin está concentrada es en el explosivo beso de despedida que su pequeño chico le dio.

Y está enfadado consigo mismo por permitirse pensar tanto en Yeonjun. Sabe que esto no es una buena señal en lo absoluto y la idea de alejarse de Yeonjun quema en sus pensamientos.

Era la salida.

Pero también existe esa pequeña voz en su interior que le susurra que sólo ignore cualquier apego emocional hacia Yeonjun, es innecesario darle tantas vueltas a algo insignificante.

Cuando más lo piensa, más importancia toma.

/Sólo ignóralo, maldita sea.

Jeong estacionó la Range y Soobin suspiró. En todo este tiempo, olvidó que hoy era la víspera de la muerte de su padre. Cuatro años desde que el hombre se marchó de esta vida.

Soobin sintió cariño hacia su padre en algún punto de su vida, pero cuando toda la mierda del hombre salió a la luz, decepción tras decepción se sentían como pesados golpes.

Entonces, llegó a un punto donde ese amor se esfumó y fue sustituido por la frialdad y la amargura.

Empujó la puerta de su casa y los cuadros, estatuas y jarrones junto a tierra esparcida en el suelo mancharon el pulcro suelo.

─¿Mamá? ─llamó, pero no hubo una respuesta.

Evitó los objetos esparcidos y lo lamentó para la señora que tendría que limpiar este desastre. Todos los años esta era una cruel costumbre que su madre había adoptado.

Como si romper cosas arreglara su quebrado corazón.

Soobin no se molestó en buscarla porque sabía dónde estaba. Fue hasta su estudio e ingresó dentro de la lúgubre habitación.

Unos sollozos bajos señalaron a su madre sentada en el sillón de su padre. Una botella de whisky descansaba tristemente sobre la pequeña mesa del centro con un vaso medio lleno. Los dedos de su mamá acariciaban la gastada fotografía de un viejo amor que aún marchitaba su estropeado corazón.

─Era un gran hombre como lo eres tú, cariño ─ella dijo, pero su mirada parecía lejana, ausente.

─No me gusta que me compares con él. ─Tomó asiento, no miró a su madre a los ojos porque no soportaba hacerlo.

─¿Cómo no hacerlo? Eres su viva imagen.

─Sin embargo, eso es una lástima.

─Es tu padre, Soobin ─ella dijo entre dientes. Tomó el vaso y bebió otro sorbo luciendo la amargura en el trago.

sugar daddy! ─ soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora