Capítulo 4

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Liam

El hombre comienza a retorcerse de dolor, al parecer cada vez es más fuerte y escucharlo gemir causa una gran desesperación en mí.

Mis manos tiemblan, yo podría acabar con esto, pero no sé si pueda hacerlo, nunca lo he hecho.

La clave para quitarle el dolor a una persona es querer hacerlo, para ayudar necesitas que tu corazón lo desee, porque si no quieres hacerlo realmente tu cuerpo no lo hará por más que lo intentes”

Recuerdo las palabras de Scott, me lo había explicado muchas veces y lo había visto a el quitar el dolor a otras personas, pero siempre había sido así, ver cómo el lo hacía.

Trago saliva dudando, miro hacia todos lados nervioso y finalmente soltando un largo suspiro me acerco para nuevamente agacharme al lado del sujeto.

Muevo mis manos lentamente hacia el, al momento de tocarlo me doy cuenta de que está congelado, no sé cuánto tiempo llevaba ahí tirado pero no era poco.

Apoyo mi mano sobre la suya pero casi me echo para atrás al escuchar un quejido más fuerte y ver cómo sus ojos se van hacia atrás.

Me armo de valor, aprieto mis labios y vuelvo a tomar su mano, la acerco un poco hacia mí y la sujeto con las mías.

- okey... Solo tengo que concentrarme. - hablo para mí mismo. - vamos Liam, solo tienes que concentrarte en su dolor, tienes que...

Hago una pequeña presión sobre el y entonces comienzo.

Transcurren unos segundos en los que no pasa absolutamente nada, el sigue soltando quejidos lastimero a mientras que yo solo trato de centrar toda mi fuerza y atención en eso, estoy a punto de darme por vencido pero entonces sucede.

Las líneas de las venas en mis brazos se vuelven de color oscuro y siento un pequeño dolor que me recorre todo el cuerpo, me asusto al principio y casi me aparto pero entonces los quejidos comienzan a bajar hasta que desaparecen por completo y me doy cuenta que lo estoy haciendo, le estoy quitando el dolor.

Cuando su cuerpo queda quieto por completo abro mis ojos de par en par sin poder creerlo, retiro mi mano de la suya separándome, lo miro de arriba a abajo con total sorpresa.

Me alejo del sofá para quedarme sentado en el suelto, levanto mis manos y las miro sin poder creermelo aún.

Paso un rato solo observando al alfa, pero en un momento no puedo más, ya no aguanto estar aquí sentado sin hacer nada así que me pongo de pie y voy a las escaleras para dirigirme nuevamente al piso de arriba.

Dudo un momento antes de entrar a la habitación pero finalmente termino por hacerlo. Otra vez el olor a sangre se hace intenso y llega a marearme un poco pero nada que no pueda soportar.

Trago saliva mientras me dispongo a caminar hacia el cuerpo con pasos inseguros, sé que la escena que me encontraré no será nada agradable pero necesito confirmar algo.

El cuerpo está tendido boca abajo por lo que no puedo ver su rostro, el charco de sangre es inmenso a su alrededor, sus manos están dobladas como si hubiera sufrido un terrible dolor y aunque no puedo verle la cara... El cabello rubio me hace darme cuenta de quien es, confirmando mis sospechas.

Aún así me armo de valor y me inclino, llevo mi mano con cuidado hacia el cuerpo y lo tomo para comprarlo.

Un hermoso rostro es con lo que me encuentro, un rostro delicado de una mujer de piel pálida, con apenas unas pocas arrugas por la edad, le doy como máximo unos cuarenta años. Está exactamente igual a como se ve en la fotografía, pero la mueca de su rostro es completamente diferente a la sonrisa que tenía, porque ahora tiene una expresión de completo horror, su boca está entreabierta y sus ojos azules se que se ven por completo están fijos en el vacío.

Mi lobo (thiam) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora