VI: Travelled Different Roads

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Azerbaiyán era una de las peores cosas que le había pasado a Max desde que la temporada había iniciado. Por un lado, Checo y él no se hablaban casualmente todavía, aunque el contrario se notaba más abierto a su presencia durante los retos, lo que significaba que quizá pronto podrían tener una charla para sanar. Por otra parte, Charles y él habían hablado cada vez menos, por lo que no tenía su compañía para distraerse. Y, para colmo, no había podido darle la cara a Oscar desde aquel día para evitar que su progenitor lo lastimara de alguna manera.

Sí, el año estaba empezando y ya tenía ganas de que terminara. Al menos así podría ocultarse en su miseria y nadie podría decirle nada por no aparecer públicamente. Lo que sería conveniente para desaparecer también de su padre y así evitar que se le acercase más de lo necesario a su pequeño hermano.

Desgraciadamente para él, la temporada iba comenzando y no podía hacer que el tiempo fuera más rápido, así que solo le quedaba cerrar sus ojos y confiar en que todo podría ir bien, y de no ser el caso siempre podía tratar de encontrar una solución al problema. Obviamente, eso no iba a pasar pronto, y la victoria de su compañero se lo recalcó con mayor fuerza.

El golpe en su mejilla ardía, había sido tan fuerte que sentía la sangre fluir dentro de su boca, pero se negó a moverse o a reaccionar más allá de bajar su mirada al piso. Era la segunda carrera que perdía, y sabía que eso solo enfurecía más a su padre, quien esperaba que ganara cada una de las carreras que tenía el calendario.


-¡Es la segunda vez! No puedo creer que seas tan inútil como para dejar a ese espalda mojada ganar por segunda vez este año.


El joven piloto de Red Bull quería alzar la voz en defensa de su compañero. Checo había sido mejor, eso era todo, había conducido fantásticamente y por eso había ganado. No necesitaba que Max lo dejara ganar, porque Checo tenía lo necesario para hacerlo por su propia cuenta.

El mexicano era un gran conductor y cada victoria lo demostraba. Si fuera el primer piloto de la escudería el carro sería adaptado a él y no necesitaría defender a alguien como Max ni resignarse a ser menos que él para el equipo. Pero tenía la mala suerte de ser el segundo piloto de Red Bull y el equipo nunca lo dejaría brillar más que al actual campeón.

Sabiendo ello, Max no abrió la boca para decir nada. No porque no quisiera, sino porque sabía que su padre sería capaz de cualquier cosa con tal de arruinar la vida de Checo y sería capaz de hablar con Helmut para que le hicieran imposible el seguir otro año con ellos. Y aquello era lo que el neerlandés menos quería que sucediese.

El menor sabía lo importante que era que todo el equipo estuviera receptivo a contratar nuevamente a Checo para la próxima temporada. Él no podía volver a rogarle a Christian para que no los despidieran o rescindieran del contrato de alguno de ellos solo porque él había cometido un error, así que tenía que ser más cuidadoso esta vez.

Podía arruinar su carrera y hacerla pedazos, pero no podía permitirse arruinar la de Checo.

Los gritos de Jos siguieron por un tiempo bastante largo, al punto que el piloto se perdió en sus pensamientos. Usualmente el mayor lo golpearía mientras lo insultaba y lo dejaría tendido en el piso por un rato, luego le lanzaría un paquete de hielo y le diría que tiene que comportarse e ir a su siguiente reunión o algo similar. Esta era la primera vez que gritaba más de lo que usaba su fuerza para hacerle daño.

Quizá se debía a que Christian casi lo había atrapado golpeándolo en Arabia Saudita. Aún no sabían cómo, pero Horner había tocado la puerta del cuarto donde estaban cuando Jos lo acababa de lanzar al piso y no se había marchado del lugar hasta que su padre abrió la puerta una vez Max estuvo sentado en el sofá de su cuarto.

𝙾𝚑 𝙱𝚛𝚘𝚝𝚑𝚎𝚛 (𝚆𝚎'𝚕𝚕 𝙶𝚘 𝙳𝚎𝚎𝚙𝚎𝚛 𝚃𝚑𝚊𝚗 𝚃𝚑𝚎 𝙸𝚗𝚔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora