【 vigésimo octavo 】

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Beomgyu sostiene el lápiz entre sus dedos, pero no está escribiendo nada. Se perdió en la vista desde uno de sus salones de clases. Se supone que decidió quedarse corrigiendo las libretas de redacción de sus alumnos, pero el juego de fútbol que se observa desde la ventana parece más interesante.

Los alumnos corren detrás del balón y otro gran grupo los alienta desde los alrededores de la pequeña cancha escolar. Se atreve a jurar que incluso los contrarios se miran con una sonrisa. La atmósfera asegura que solo juegan para pasarla bien.

Cuántas veces deseó jugar también. Sin embargo, un bastardo como él...

—No lo soy —se reprendió a sí mismo cuando se encontró diciéndose algo como eso.

Sacudió la cabeza y volvió al montón de libreta frente a él.

La de Nishimura Riki estaba llena de faltas. Su lado más misericordioso quiere dejarlo pasar. Es un pobre adolescente extranjero obligado a vivir la dura educación coreana solo porque sus padres decidieron establecerse aquí. Además, si ignora la gramática y grafía, el contenido de su texto no es malo.

La asignación era escritura creativa. Debían redactar un ensayo basado en una vez que cambiaron de opinión sobre algo de lo que estaban seguro que nunca lo harían. Y el ensayo de Riki empezaba con una anécdota graciosa sobre la reacción de sus compañeros el día que lo vieron ponerle sal a una sandía.

El desarrollo de sus ideas era espectacular. Incluso la forma en la que enumeró las opiniones de sus compañeros y cómo las sopesó. Hasta la conclusión en la que asegura que no hay nada de malo en, a veces, cambiar viejas costumbres y probar cosas diferentes.

Tuvo un poco de piedad y solo redujo una mínima cantidad de puntos a una hoja llena de correcciones.

Así revisó la libreta de los demás. Jongseong y Minji sacaron calificaciones perfectas. Con la de Jooyeon tardó un poco en entender la cohesión del texto, pero aún así reconoció el esfuerzo que hizo siendo un estudiante cero centrado en literatura y redacción. Así se tomó su tiempo con cada uno hasta que llegó a la última, la de Eunchae.

¿Por qué habrá puesto la adolescente su libreta al último de la pila? Solía saltarse todos los códigos de orden para poner la suya al principio.

Llevaba una pegatina de Suho de EXO en la portada y otra con un conejo bastante adorable. La ruda no era más que otra adolescente enamorada de su bias y que amaba las cosas adorables. Además, estaba muy bien cuidada, como si fuera nueva. Cada una de las entradas de la libreta previamente identificada y con una caligrafía impecable. No era la misma chiquilla que había visto en primer año y escribía solo para salir del paso. Esta Kang Eunchae se tomaba en serio lo de ser una escritora prolija.

Llegó hasta la página del día y leyó el título del ensayo.

"UN HÉROE"

Lo leyó una y otra vez con los ojos cristalizados. Sus ojos pasaban por las letras sin incluso asimilarlo por completo. Entendía el contenido del ensayo, pero hasta ahí su mente no sabía cómo aceptarlo.

Porque en una caja de regalo parecía haber sido entregada la más espantosa de las evidencias. ¿De qué servía ser el héroe de una historia fantástica si había llegado tarde y la ciudad estaba desecha?

Si era real o si no. Si estaba interpretando señales que no fueron enviadas o si estaba en lo cierto. Bajo ninguna de las circunstancias lograba dar con la forma de mover sus pies, o sus manos.

—Es mi salón después del receso, así que lárgate —entró diciendo Yunjin con un tono que pretendía ser gracioso, pero no pudo responderle—. Oye, Choi, en serio tengo clases con este grupo, ahora.

—Jen... —susurró.

La aludida se acercó a él y pudo ver su cabello largo caer sobre la mesa.

—¿Qué está pasando? —le quitó la libreta de las manos—. Tienes que hablar, porque...

—Yunjin, tienes que ayudarme, yo...

Su amiga pareció entender todas las palabras que no salían de su boca. La vio guardar la libreta en su bolso y ayudarlo a recoger sus cosas.

—Tranquilo, yo me encargo —pero su voz parecía nerviosa—. Llama al señor Kang y yo... No lo sé —nadie sabe lo que haría—, tú llama al señor Kang y yo hablo con él. Eunchae sabe que ya lo leíste, así que también debemos asegurarnos de que esté  bien y —su voz también se estaba quebrando—, todo estará bien.

Beomgyu aún no podía reaccionar. Dejó a Yunjin para dirigirse al baño antes de encontrarse con el tumulto de estudiantes en los pasillos. Quería volver a dejar que el suelo lo consumiera.

Porque de nada vale ser un héroe si nunca destruyó al villano dejando que este siguiera destruyendo. Si nunca le puso un alto al villano que frenaba la vida de otros. Si calló haciendo que otros tampoco pudieran hablar.

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"UN HÉROE"

Por Kang Eunchae

Érase una vez, una princesa en una torre. Así empieza algún cuento de hadas que alguna vez un padre le contó a su hija. Lo que esa niña creía es que los héroes existían, entonces decidió que admiraría a todos los superhéroes.

Creer en los héroes puede ser lo más importante para alguien. Hay un montón de películas, cómics y animaciones sobre ellos. Incluso se crean discusiones sobre si qué universo tiene los mejores héroes (obviamente es Marvel aunque papá quiera convencerme de lo contrario).

Pero llega un día en el que creces y te dejan de gustar los superhéroes. Eso es lo que escuché decir a alguien, porque a mí me dejaron de gustar desde el momento en que conocí a los villanos. A un villano que entró a mi ciudad y destruyó mis grandes edificios. Ese villano hizo que no quisiera volver a mi ciudad.

Además, mi ciudad creía que el villano era bueno. Así que me dijo que era un héroe. Pero yo no le creí. Los héroes no hacen que la gente tenga temor. Todo el mundo ama a los héroes.

Los villanos invaden tu casa y tu cuarto. Los villanos dicen que te cuidan, pero sabes que no. Los villanos se llevan todo y luego dicen que son héroes.

Entonces dejé de creer en héroes.

Hasta que conocí a uno que no tenía capa ni súper poderes. Mi héroe tiene una sonrisa cálida y palabras súper complicadas para enseñar. Mi héroe me obligó a leer clásicos chinos de los que no entendía la mitad. Mi héroe me sacó de la ciudad destruida.

A veces los villanos te hacen creer que vivir en su destrucción es la única forma. Pero mi héroe me enseñó que existen mil maneras de vivir y que yo puedo escoger la que me haga feliz.

Por eso, cuando un segundo héroe regresó a la ciudad y la vio destruida, le pude asegurar que ya no necesitábamos vivir allí.

Porque un héroe también salva a otro héroe.

Gracias por salvarnos y hacerme creer en los superhéroes, otra vez.

🧸

Estoy aquí, otra vez.

No tengo mucho que decir porque escribir este cap me dejó algo emocional.

Pero espero que ustedes estén bien. Y si no, les dejo un montón de besitos en sus frentecitas hermosas.

¡Moatori se despide! <3

pdt: me costó horrores escribir el ensayo de eunchae  y terminé llorando.

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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