2 de agosto 2023

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             Adiós mi universo

Ha llegado el momento de despedirme, de recuperar mi dignidad y dejar de amarte. Durante todo este tiempo te consideré como un salvador que me rescató de la depresión en la que me encontraba, creí que me liberaste de las garras del individuo que me había lastimado, pero me di cuenta de que solo aumentaste mi sufrimiento. Mi dolor fue creciendo hasta volverme completamente vulnerable. Durante el transcurso de nuestra vida adquirimos diversas enseñanzas, entre las cuales he aprendido que las relaciones humanas son efímeras. Sin embargo, sigo manteniendo un pequeño fragmento de fe y esperanza, confiando en que en algún momento llegará alguien que me valore y ame verdaderamente.
En ocasiones, la falta de aprendizaje se debe a la persistencia en algo que no nos corresponde, a la negativa de aceptarlo y a la intensificación de nuestro narcisismo. Anhelamos siempre obtener aquello que está fuera de nuestro alcance, lo cual puede resultar en dolor al dejarlo ir. En mi caso, no quería conformarme con una simple amistad o una relación pasajera contigo. Estaba tan enredada en ti que ya no era solo un simple lazo, sino unas fuertes cadenas que me mantenían atada a ti. Mi percepción estaba tan nublada que, si algo salía mal, me responsabilizaba.
Para mí, eras como un universo en el que me sentía segura y tranquila, como en un sueño del que me temía despertar. Sin embargo, este sueño se convirtió poco a poco en una pesadilla: las galaxias se desvanecían, los planetas chocaban entre sí, las estrellas caían y la luna se apagaba.
Así fue como este universo se destruyó y me entristece que siempre fui la que lo reparaba porque deseaba volver a él, aunque poco a poco comprendí que ese universo ya no era para mí. Has causado una profunda herida en mi corazón, sin embargo, está experiencia ha sido una valiosa lección para mí. He derramado muchas lágrimas, he sufrido por tu ausencia y desprecio. He vivido situaciones que jamás creí pasar contigo. Solo espero no cruzar nuevamente tu camino en mi vida o cualquier otra, creo que eres mi karma.
Me entristece la imposibilidad de comunicarme contigo a través de un mensaje, al ver el chat de WhatsApp en blanco. Tan solo me quedan los recuerdos de tus palabras reconfortantes y tus dulces mensajes de buenas noches. Antes podía dormir tranquila, pero ahora me desvelo pensando en qué fallé o por qué lo hiciste. Repaso cada detalle y me culpo por todo lo ocurrido, sabiendo que esa culpa nunca desaparecerá.
Por este motivo, deseo que te marches, para que la culpa se disipe y me permita dormir, ya que ahora esa culpa se ha convertido en miedo, miedo a que regreses y perdonarte, temor a que se repita la misma historia de siempre. Tú te vas y yo me quedo aquí, me quedo para transformarme en otra persona y poder descubrirme a mí misma, me quedo para recuperar mi dignidad.
¡Tú eras mi prioridad!
Lo eras todo para mí y me abandonaste. ¡Gracias! Ahora solo me queda llorar lágrimas de felicidad.
Fue en ese momento cuando comprendí que no recibí verdadero amor de tu parte. Mientras atravesaba una etapa de depresión, tú te divertías con tus amigos sin importarte mi estado emocional. A pesar de amarte con toda mi alma, percibí que el sentimiento que tenías hacia mí era solo morboso. Nunca fuimos algo real.
Nunca me obsequiaste flores de manera sincera, nunca me propusiste ser tu pareja, ni siquiera me diste un beso genuino.
¿Debo despedirme de ti?
¿Mi sacrificio será justificado por ti?
Aún no sé, lo que si sé es que me duele amarte, me duele revivir esos momentos que compartimos juntos y he comprendido que no estoy enamorada, simplemente estoy obsesionada debido a mi narcisismo.
La despedida que te daré será larga porque resulta extremadamente difícil decirte adiós para siempre.
Mucho tiempo ha pasado y mi corazón sigue anhelando tu presencia.
Cómo decirle que ya no regresarás, que debe eliminarte de su memoria. A pesar de que nunca recibió nada bueno de ti, sigue sintiendo tu ausencia. Llora constantemente por tu partida y anhela un último beso, un abrazo o escuchar tu voz una vez más.
Ignora que se aferra a algo que nunca volverá, lastimándose a sí mismo por su inocencia. Ya no habrá una próxima vez, es un adiós definitivo. Por fin te libras de mí, me desato de la condena y seré libre. Aunque la culpa me persiga cada vez que recuerde tu presencia, mereces cada lágrima que derramé.
Sin embargo, siento tanta compasión por ti que no podría hacerte lo mismo.

Ahora comprendo que eres tu quien realmente está herido y que haces esto por ti mismo. Tus ojos eran tan hermosos que al ver mi reflejo en ellos me sentía magnífica e importante.
Es difícil de creer que haya pasado un año entero llorando y suplicando tu regreso. Me siento tonta por haberme sumido en la depresión por haber llorado y rogado, por haber dejado pasar tantas oportunidades solo por ti. Un día, de forma accidental, me topé con tu perfil de Facebook. Movida por el fuerte sentimiento de extrañarte, decidí echar un vistazo y descubrí que tenías una relación, la cual exhibías con orgullo en una foto contigo. Al verificar tu perfil de WhatsApp, ví que  habías utilizado esa misma imagen como foto de perfil. En ese instante, mi mundo se desmoronó por completo. Me rompí en mil pedazos, mi llanto se intensificó y mis pensamientos se agolparon en mi mente, preguntándome qué tenia ella que yo no tuviera, el sentimiento, el dolor, la humillación y los pensamientos de suicidio experimentados no eran merecidos, no eran justificados, simplemente por tu decisión de estar con otra persona. Eliminé todas mis redes sociales debido a la ansiedad que experimentaba al revisar tu perfil constantemente y causarme daño. Pasé meses sin redes sociales, lo cual resultó beneficioso ya que logré olvidarte por completo.
Recuerdo en nuestra última conversación que mencionaste: «Te mereces a alguien mejor». Ahora me doy cuenta de que tenías toda la razón. Aunque en aquel momento, no pude evitar pensar que esas palabras surgieron porque ya estabas en una relación con otra persona. Me llamabas mi amor y me pedías que fuera a tu casa, ¡Qué enfado me provocó esa situación! Me molesta haber confiado en ti una vez más. Me enfurece el hecho de que nunca quisiste tomarte una foto conmigo y publicarla, alegando que nuestra relación debía ser un secreto para evitar que los demás la arruinaran.

Anteriormente pensaba que era responsable de todo, pero ahora reconozco que eres un auténtico monstruo, una persona despreciable.
Ahora no tengo dudas acerca de lo que me informó tu amigo: que te involucraste con otras personas mientras estábamos juntos.

Tu influencia ha provocado que adopte actitudes narcisistas que antes detestaba, convirtiéndome en una persona fría, poco empática y manipuladora.

Disfruto jugando con los sentimientos de los hombres, fomentando su obsesión por mí para luego descartarlos y victimizarme. Me divierte seducirlos y confundirlos con técnicas de love bombing, generando culpa en ellos. En esta ocasión, el discípulo supera al maestro, gracias a tu trastorno narcisista.

Así que... Una vez más tu narcisismo.

 Una vez más tu narcisismo

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Una vez más tu Narcisismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora