14. Una decisión.

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Las cosas que habían dicho, que habían visto, no eran lo suficientemente fuertes para sentirse diferente.

Sanji seguía sintiéndose mal después de todo, ignorar los problemas y dejar atrás  a las personas que odiaba no eran una forma fácil de superarse, siempre supo que si no se alejaba, si no resolvía las cosas de la mejor manera, todo en su tiempo volvería a atormentarlo y de mayor forma.

Ahora estaba Zoro. Su antiguo profesor que creía que odiaba, el cual le había dicho que le gustaba. Ahora estaba involucrado en sus problemas y su mente ya no podía encontrar una solución para volver a escapar, al menos un rato más, de sus problemas.

Nunca imaginó ver a su ex profesor de tal forma, estaba tan enojado que daba miedo. Siempre creyó que su mirada de arrogancia y odio solo eran una forma de autodefensa, ahora viéndolo más detenidamente, parecía que en realidad odiaba algo y no podía encontrar algo para deshacerse de eso.

—¿¡Cómo te atreves a hablar de esa forma!? —Parecía que a Zoro no le importaba ver a Sanji enfrente de sus ojos, estaba hundido en su enojo.

—¡Maldito! —Ichiji intentó levantarse del suelo mientras limpiaba la sangre de su nariz. Sanji seguía en el suelo separando a ambos hombres. —No sabía que Sanji tenía más amigos aparte de los otros tontos.

Tanto la música como el relajo de la gente se calmó, a los pocos minutos se escuchó la sirena de la policía y las luces de la patrulla iluminaban el interior del bar.

Solo en ese punto Zoro dejó de ver al hermano de Sanji. Sabía que todo estaba mal, aún así, no podía tener miedo en ese punto, no cuando el inició todo el alboroto.
Se paró con firmeza y vio como las puertas del bar se abrieron para dejar ver a varios policías que iban directo a el. Makino se apresuró a apartar a Sanji de Zoro, tiendo miedo de que este lo ataque de la misma forma, sin embargo, el rubio se acercó rápidamente al peliverde, ignorando todo lo demás.

—¿Estás bien? —Su mirada mostraba miedo. Aunque Makima intentaba apartarlo, Sanji solo quería tomar las manos de Zoro para saber si estaba lastimado.

El peliverde se apresuró y abrazó a Sanji, todos se quedaron atónitos, incluso la dueña del bar se apartó.

—No te preocupes. —Susurró cerca de su oído. —Haré lo posible para que todo esté bien.

Uno de los policías tomó a Zoro del hombro, lo empujó contra la barra y esposó sus manos.

El ambiente del lugar empezó a sentirse menos tenso, Sanji solo se quedó estático viendo como se llevaban a Zoro, escuchaba murmullos, sentía miradas y sintió el rostro divertido de Ichiji sobre su hombro. Regresó su cuerpo y vio como su hermano sonreía a pesar de estar quejándose por el dolor, un policía estaba tomando sus hombros y ayudándolo a caminar.

Era claro que no harían nada más, ayudarían a Ichiji, todos sabían quién era el padre de aquella basura humana, si se hubiese tratado de otra persona, los demás en el bar estarían alentando la pelea en vez de asustarse, incluso Makino sabía que si él pelirrojo hablaba, su padre era capas de destruir todo a su paso.

Sanji no podía esperar nada, dejó su puesto de trabajo y se fue al único lugar el cual provocó todo. En el caminó llamó a sus amigos, les contó todo como pudo, intentó no saltarse detalles pero estaba nervioso.

Zoro contaba los minutos, los segundos. Sabía que en cualquier momento su padre llegaría a la comisaría.

Supo que hizo su propia tumba cuando vio que quién lo arrestó se trataba del teniente Garp, un conocido de su padre. Era cuestión de tiempo para que la avalancha se aproxime.

Cigarros (Zosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora