Capítulo 8

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En la actualidad Pittsburgh


Jennie

—Se lo voy a preguntar de nuevo: ¿a dónde se dirige? —El oficial de policía iluminó mi carnet de conducir—. A ver si esta vez me cuenta una historia que se sostenga.

—A la universidad de Pittsburgh —dije, forzando una sonrisa, mientras el entrecerraba los ojos.

—¿Sabe que el límite de velocidad en este tramo de la autopista es de solo cien kilómetros por hora?

«No me digas».

—Sí, agente.

—¿En serio? —Vi que cruzaba los brazos—. Entonces, ¿puede explicarme por qué iba a casi ciento cuarenta kilómetros por hora? Y no solo eso: ¿puede explicarme por qué circulaba por el carril de emergencia?

No tenía una buena razón para conducir por el carril de emergencia. Bueno, salvo el hecho de que en el carril de emergencia acababan de echar sal y los demás estaban todavía cubiertos por una ligera capa de nieve y hielo.

—¿Señorita? —Me devolvió la documentación—. Es necesario que me responda ya.

—Llego tarde y no quiero perderme la reunión de mi curso en la universidad. Ni los fuegos artificiales. Están en el programa.

Me miró fijamente. Luego miró al cielo.

—¿Fuegos artificiales? —Sacó el bloc de notas del bolsillo trasero y negó con la cabeza—. ¿Con nieve? ¿Y una reunión de la universidad un martes? De acuerdo, señorita.

—No, por favor. —No podía permitirme otra multa por exceso de velocidad en ese momento. Todavía le debía al estado de Nueva York mil dólares por una multa que me habían puesto el mes anterior. Me eché hacia delante y abrí la guantera para sacar un sobre azul y dorado que había recibido meses atrás.

—No me estoy inventando lo de la reunión —aseguré, tendiéndole la invitación.

Mientras el murmuraba las palabras impresas en voz alta para sí mismo, y me di cuenta de que yo había memorizado cada palabra de esa hoja a los pocos minutos de que llegara a mi buzón.

«¡Salve, Pitt!

Como miembro del mejor curso que se ha graduado en la universidad de Pittsburgh, te invitamos cordialmente a una «Noche para Recordar». ¡La reunión de los siete años! (Sí, «siete», porque no nos ha llevado diez conseguir cuatro ganadores del premio Pulitzer, veintiocho becarios en Fulton, quince atletas olímpicos y cientos de otros distinguidos honores que diferencian a nuestro curso de los demás).

La fecha y hora oficiales, la entrada, la información sobre los fuegos artificiales y la ubicación están en el interior del sobre.

¡Esperamos verte allí, Jennie!

Como siempre:

¡Salve, Pitt!».

Suspiró y me devolvió la invitación.

—Le voy a decir algo, señorita Jennie. Hoy la voy a dejar marchar con una severa advertencia, pero solo porque yo también fui a Pitt. —Volvió a guardar el bloc de notas en el bolsillo trasero—. Pero como no me fío de que no vaya a demasiada velocidad durante el resto del camino, iré detrás de usted.

No tuve la oportunidad de decir, «¡Oh, vale!» o «No es necesario» antes de que se alejara. Y sabía que decirle la verdad, que no tenía pensado asistir a la reunión, sino que planeaba coger la siguiente salida y conducir de vuelta a Nueva York, no era lo mejor que podía hacer en ese momento.

Day Two - Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora