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Matias se encontraba en un campo junto a su novia Malena. Ambos estaban descansando recostados en una gran piedra después de un largo día buscando trabajo. Las cosas no estaban fáciles en Argentina, mucho menos para ellos que estaban en un pequeño pueblo donde nadie tenia ni siquiera donde caer muerto.
- Mételo despacio -dijo Malena. La pareja estaba aprovechando el momento de descanso para darse algo de amor y poder desestresarse. Pero no estaban teniendo sexo, solo era Matias masturbando a su novia, que no estaba mal, a fin de cuentas nadie estaba viéndolos.
- ¿Así? -pregunto metiendo un dedo.
- Si. -asintió agitada su pareja. Cuando vio la cara de placer de la de pelo corto decidió meter otro, las muecas le demostraban que le gustaba así qué comenzó a acelerar el movimiento de sus dedos hasta sentir el interior de su pareja apretar contra sus dedos.
- ¿Ya se te fue el estrés? -preguntó besándole la cara mientras la chica regulaba la respiración.
- Si, maso menos. -le sonrió contenta por lo que acababa de suceder.
Luego de haber estado un rato charlando, decidieron seguir su camino por la nada misma. Ademas de un pequeño rio, no había nada que no sea pasto y arboles secos debido a que hacia meses no llovía. A lo lejos ambos divisaron una casa muy grande, casi mansión, poco común en el pueblo.
- ¿Y esa casa tan grande? -preguntó Matias- Se esta llenando de ricos.
- Esa casa estuvo siempre, pero nunca venimos por acá -le dijo Malena.
- Mientras no sean narcos -rió de su propia broma mientras Malena rodó los ojos.
- No digas boludeces.
- Vamos a chusmear -dijo dirigiendo su camino hacia la casa.
- ¿Para qué?
- Capaz en una de esas conseguimos laburo -Malena dudo- Dale, no seas gila -la agarro de la mano y la llevo hacía la casa.
Mientras más se acercaban, más lujoso se veía todo que incluso tenían su propio muelle que daba al rio, un sereno que les cuida la casa y habían unos perros que parecían de raza. Un hombre musculoso hablaba con el sereno mientras ellos se acercaban algo intimidados, hasta que el dueño de la casa los noto.
- ¿Qué hacen acá? Esto es propiedad privada. Vayanse -dijo acercándose algo intimidante.
- Somos del pueblo. Buscamos trabajo y capaz necesitan a alguien -hablo Matias, protegiendo a Malena atrás suyo- No hacen falta patotearnos. -dijo algo enojado por la reacción del mayor.
El dueño se relajo. Le había gustado la actitud dominante de Matias. - ¿Trabajo de qué?
