Capítulo 19

970 123 17
                                    

Obito fue enviado volando, atravesó del aire. Su cuerpo estaba en trayectoria directa hacia una pared. Seguramente no sufriría muchos daños, las paredes de la mayoría de los edificios de este lugar eran delgadas, así que apenas sentiría el golpe.

Pero, aunque fueran delgadas, repararlas costaba dinero de igual manera. Podría haberse equilibrado en el aire y disminuir el impacto con algunos giros, o haber usado chakra para amortiguar su caída, distribuir la fuerza que llevaba realizando algunos giros.

Pero eso significaría demostrar una habilidad mayor a la que se supone debía de poseer. De todas maneras, si rompía la pared, él no tendría que pagarlo, eso lo haría la elfa que acaba de patearlo.

Miró la pared como si estuviera en cámara lenta, luego cerró los ojos.

Escuchó el grito de Ryuu.

Su cuerpo atravesó la pared con una facilidad aterradora, enviando escombros volando en varias direcciones. En realidad, Obito esperaba que esta pared lo detuviera, pero al parecer había subestimado la fuerza con que fue pateado, y había sobreestimado la dureza de la pared.

Ambos factores condujeron al inevitable resultado de que su cuerpo atravesara la pared, y todavía conservara la suficiente fuerza como para rebotar en el suelo y rodar hasta que se estrelló contra una pared de piedra dura.

En ese golpe sí dolió, incluso más que la patada de Ryuu.

Escuchó algunos jadeos de sorpresa.

Cuando abrió los ojos, se encontró con algo lamentable.

Una chica gato, de cabello negro, lo miraba con una expresión cansada. Ella estaba sonriendo, aunque una gota de sudor bajaba por su cabeza.

No parecía ni un poco preocupada por su seguridad. En realidad, Obito notó que las únicas preocupadas por su salud eran las chicas que estaba cocinando, de las cuales en realidad no conocía el nombre.

Agradeció internamente por que al menos ellas si estuviera preocupadas por su  salud, aunque entendía que a las demás no les importara especialmente porque lo habían visto ser pateo y golpeado por Ryuu varios días seguidos.

Incluso había podido detectar rastro de culpa en sus rostros, aunque no entendía por que podrían sentirse de esa manera.

Y ahora mismo solo lo miraban con sonrisas tensas y nerviosas. muy sospechoso.

Obito sintió una presión aterradora. Moviendo su cabeza, miró hacia el techo.

"Oh, demonios", pensó Obito, mientras miraba la "pared" contra la que se había golpeado. En realidad era Mamá Mía, la dueña de este lugar, y al menos por el momento, la persona más fuerte que Obito había conocido en este mundo.

Obito rápidamente levantó su mano, y apuntó acusadoramente a la persona que estaba mirando a través del agujero producido por su cuerpo.

― ¡Fue su culpa!―, gritó el pelinegro. Ignoró la mirada traicionada en la cara de Ryuu. Aunque le debía muchas cosas, no podía aceptar recibir la ira de Mamá Mía. Era casi como enfrentarse a Kushina; uno nunca quería estar en el extremo receptor de su ira.

Mamá Mía lo miró fijamente. Obito se encogió ligeramente, luego movió su mano y lo golpeó en la cabeza. Esta vez, Obito no tuvo que fingir que el golpe dolía, porque sí le dolió. Una lágrima se formó en el borde de su ojo.

Obito Uchiha en DanmachiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora