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—Es tarde, así que te enseñaré la casa por la mañana

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—Es tarde, así que te enseñaré la casa por la mañana. —Me giro hacia el sofá—. Sería mejor que no anduvieras solo hasta que te presente a todos.

—De acuerdo. —Felix asiente—. ¿Y ahora qué?

—Llamaré a la cocina para que nos traigan algo de comida ya que no hemos cenado nada. ¿Quieres algo específico?

—No tengo hambre, pero no estaría mal que el personal nos viera. Hará que los cotilleos cojan ritmo.

Hacer un espectáculo para el personal no estaba en mi plan para esta noche. Supuse que querría irse a la cama para alejarse de mí en cuanto llegáramos, pero ahora tengo curiosidad por saber qué tiene en mente. Es
un poco inquietante, la forma en que actúa es tan casual, como si toda esta situación fuera completamente normal. No hay nada normal en haber sido presionado para mudarse con un desconocido y hacerse pasar por su esposo. Debe querer mucho a su padre para aceptar esta farsa y estar tan involucrado.

Mientras llamo a la cocina, Felix empieza a acomodarse las hebras de su cabello y observo cómo sus mechones negros caen por su nuca y cuello. Me pregunto si su cabello es tan suave como parece.

—¿Cuándo esperas que llegue la criada? —pregunta Felix mientras termina de acomodarse el cabello.

—En cualquier momento.

—Bien, entonces, empecemos. —Se levanta del sofá y viene a ponerse delante de mí.

Inclinándose, empieza a desabrochar los botones de mi camisa, su cara es la encarnación de la calma, pero noto sus manos temblar ligeramente.

Una reacción normal, por fin. Cuando termina con mi camisa, ladea la cabeza como si estuviera pensando en algo y me mira a los ojos.

—¿Puedo subirme?

Entrecierro los ojos.

—¿Dónde?

—¿Sobre tu regazo? ¿Te dolerá la pierna?

¿Quiere subirse a mi regazo? No puedo dejar de mirarlo.

—No me va a doler la pierna.

Felix asiente, y coloca una de sus manos en mi hombro. Luego se muerde el labio inferior, evidentemente confundido sobre qué hacer a partir de ahí. Me inclino, lo sostengo por la cintura y lo levanto para depositarlo sobre mis muslos. Grita, me rodea el cuello con los brazos y sus ojos se abren como platos.

—¿Y ahora qué? —pregunto, tratando de reprimir una risa.

—Ahora esperamos a que la criada nos pille abrazados.

—Pero no estamos haciendo eso, ¿verdad? Solo estás sentado en mi regazo. —Alargando la mano, muevo el mechón de cabello negro que ha caído sobre su cara y, sujetándolo por la nuca, me inclino hacia él y dejo un beso en su esbelto cuello. Con la otra mano encuentro un sitio en su pierna, escuchando su aguda respiración cuando comienzo a mover los dedos por su muslo.

MALYSH ⨳ HYUNLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora