MALYSH ⨳ HYUNLIX

O14

Cuando entro en la cocina, recién duchado y con ropa limpia, encuentro a HyunJin rebuscando en la nevera. Él también se ha cambiado, se ha puesto unos vaqueros y una camiseta blanca, ajustada a su ancha espalda. No puedo evitar mirarlo.

—¿Cómo está la rodilla? —le pregunto cuando consigo dejar de mirarlo.

Vuelve a llevar las muletas, así que supongo que se encuentra mejor.

—Vuelve a la normalidad —dice y cierra la nevera—. O tan normal como hace unos días. Tengo que llamar para citar a mi terapeuta para mañana. He tenido que cancelar la sesión de hoy.

Me acerco y me sitúo a su lado, seguro de haber superado por fin la respuesta idiota de mi cuerpo a su tamaño. Mi brazo roza accidentalmente su codo y me sobresalto.

—Lo siento —susurro y cierro los ojos, enfadado conmigo misma. Odio esto.

Siento el brazo de HyunJin alrededor de mi cintura, y en el momento siguiente, me encuentro sentado en el mostrador.

—No tienes que hacer eso todo el tiempo —suspiro.

—No me importa.

—Es absurdo. ¿Te ha dolido la pierna?

—Siento decírtelo, pero eres un poco pequeño, Felix. Mi pierna está perfectamente bien.

—Todo el mundo es un poco pequeño a tu alrededor, HyunJin. —Pongo los ojos en blanco y le doy un golpe en el hombro—. ¿Ayuda la fisioterapia?

—Sí, pero es lento. Tardé dos meses en caminar con muletas. Uno más para usarlas sin tener un dolor importante. Warren dice que probaremos el bastón en un par de semanas, a ver cómo va. —Se acerca a la barra junto a la que estoy sentado, cogiendo un vaso y el envase de zumo de naranja.

—¿Y después?

No responde enseguida, parece concentrarse en servir el zumo de naranja.

—Mi rodilla está demasiado jodida. El bastón es probablemente lo mejor que podré conseguir.

Por la forma en que evita mirarme a los ojos, no le gusta ese resultado.

—Estarás sexy con bastón, HyunJin. Con un aspecto muy aristocrático.

Sus ojos se dirigen a los míos y sus labios se levantan en una sonrisa.

—¿Y ahora no soy sexy?

Oh, no tienes ni idea de cuánto, quiero decir. En lugar de eso, me río.

—¿Estás buscando cumplidos, Pakhan? Dios mío, eres tan vanidoso. —Le doy un codazo, y los dos nos reímos. Cuando las risas se acaban, cambio de tema—. Dijiste que tenías algo que discutir.

—Sí. Necesito que pongas micrófonos en la habitación de Yoon-Hee primero. Su oficina también, pero su habitación es la prioridad.

—Bien. ¿Cómo hacemos para entrar en su habitación? Podría colarme mientras él está trabajando.