La luz del sol se filtraba tímidamente a través de las cortinas desgastadas del pequeño apartamento de Killer, iluminando los diversos dibujos y fórmulas esparcidos por el escritorio. En un rincón, un par de conejos jugueteaban en su jaula, ajeno a las complejidades de la vida de su dueño.
Killer se desperezó, dejando a un lado las pesadillas que lo habían acosado durante la noche. Aunque el día prometía ser igual a cualquier otro, una sensación de inquietud se enredaba en su estómago, como una cuerda apretada esperando ser liberada. Mientras se preparaba para la escuela, su amigo Dust apareció en la puerta de su apartamento con una sonrisa traviesa.
"Dust, ¿qué haces aquí tan temprano?" preguntó Killer, sorprendido pero contento de ver a su amigo.
Dust le dio un golpecito en el hombro con una sonrisa traviesa. "¡Ey, compañero de penurias! ¿Listo para conquistar otro día de aburrimiento escolar?"
Killer le devolvió la sonrisa, encogiéndose de hombros. "Bueno, al menos tienes razón en la parte del aburrimiento. Pero ya sabes lo que dicen, juntos lo hacemos menos insoportable".
Ambos se echaron a reír mientras caminaban hacia el edificio de la escuela. Dust sacó un lápiz de su mochila y comenzó a hacer malabarismos con él mientras caminaban. "Oye, ¿crees que hoy podamos convencer al profesor Nightmare de que nos deje jugar una partida de ajedrez en clase? Seguro que nos vendría bien un poco de distracción".
Killer negó con la cabeza con una sonrisa, pero con complicidad en sus ojos. "Lo siento, Dust, se que somos sus favoritos y especial yo jejeje pero no hay que exajerar dudo que el profesor Nightmare nos de ese privilegió".
Dust asintió con un gesto de resignación, pero con una chispa juguetona en sus ojos. "Bueno, siempre podemos jugar en tu casa o en descanso de todos modos"
Ambos se dieron una mirada de complicidad y una sonrisa divertida mientras continuaban su camino hacia la escuela.
Mientras el día escolar avanzaba hacia su conclusión, la atmósfera se llenaba de una mezcla de alivio y expectativa. Para la mayoría, el final de las clases significaba el inicio de la libertad de la tarde. Pero para Killer, había una razón mucho más significativa y personal para esperar el último timbre del día: la clase de literatura con el Profesor Nightmare.
La clase de literatura era mucho más que un simple periodo académico para Killer; era un refugio, un preciado momento en el que podía alejarse de las preocupaciones y la soledad que lo acompañaban constantemente. El Profesor Nightmare, con su presencia enigmática y su brillante intelecto, capturaba la atención de Killer de una manera inigualable. Cada palabra que el profesor decía, cada libro que recomendaba, y cada análisis literario que dirigía, eran absorbidos por Killer con una mezcla de admiración y fascinación.
Esta clase, situada al final del día, no era solo una lección académica para Killer; era un momento de conexión profunda, un espacio en el tiempo donde la admiración académica se entrelazaba con sentimientos más intensos y personales. Killer valoraba cada minuto en esta clase, participando con una mezcla de respeto y una palpable fascinación por el conocido y, al mismo tiempo, misterioso Profesor Nightmare. Para él, estos momentos eran una pausa en la soledad de su vida cotidiana, un oasis de conocimiento e inspiración que deseaba no tuviera fin.
La clase de literatura era un oasis en el desierto, un lugar donde, por un breve momento, Killer podía olvidar la soledad que lo envolvía como una segunda piel. Profesor Nightmare, con su aura de misterio y una inteligencia que brillaba en sus ojos, capturaba la atención de Killer de una manera que nada más lo hacía. Cada palabra, cada gesto del profesor, era absorbido por Killer, quien se encontraba fascinado no solo por el conocimiento que se le ofrecía, sino por la persona que lo impartía.
Sin embargo, hoy había algo diferente. Profesor Nightmare parecía inquieto, su mirada perdida en ocasiones, como si un peso desconocido lo distrajera de su habitual enfoque. Killer se sintió impulsado por una necesidad inexplorada de entender, de ofrecer consuelo, aunque no sabía cómo.
La campana finalmente sonó, dispersando a los estudiantes. Killer recogió sus cosas lentamente, esperando tener un momento para hablar con Nightmare, pero cuando levantó la vista, el aula ya estaba vacía, el profesor había desaparecido como una sombra al caer la noche.
"¿Todo bien?" Dust apareció a su lado, notando la mirada perdida de Killer.
"Sí, solo pensaba," Killer respondió, sacudiendo la cabeza como si con eso pudiera deshacerse de sus pensamientos. "Vamos, no quiero que esos conejos piensen que los he abandonado."
Pero mientras caminaban de regreso a casa, la sensación de inquietud en Killer creció. No sabía que en los próximos días, su vida tomaría un giro inesperado, llevándolo a descubrir secretos ocultos no solo sobre el universo en el que vivía, sino también sobre sí mismo.
Mientras los estudiantes abandonaban el aula, Nightmare permanecía solo en su escritorio, sumido en sus pensamientos. El tic-tac del reloj en la pared parecía resonar en su mente, marcando el tiempo que quedaba hasta que las sombras de su pasado lo alcanzaran una vez más.
Los recuerdos habían vuelto en la quietud de la noche anterior, tan vívidos como el día en que había experimentado la pesadilla más atroz. En la superficie, Nightmare mantenía su máscara de serenidad, pero por dentro, la tormenta rugía con furia. La fatiga y la preocupación lo habían dejado vulnerable, más propenso a las distracciones y a la melancolía.
Con un último vistazo al aula vacía, Nightmare se levantó, dispuesto a enfrentar otro día en el universo que había jurado proteger. Sin embargo, antes de que pudiera partir, fue interrumpido por la voz de Muffet, quien lo había estado observando con preocupación desde la puerta.
"¿Estás bien, profesor Nightmare?", preguntó Muffet, su tono lleno de inquietud.
Nightmare asintió con un ligero suspiro. "Solo un poco cansado, Muffet. Gracias por preocuparte."
El brillo de preocupación en los ojos de Muffet no pasó desapercibido. "Si necesitas hablar sobre algo, estoy aquí para ti", ofreció ella con una sonrisa suave.
Nightmare asintió en agradecimiento, reconociendo el gesto de apoyo de su colega. "Lo aprecio, Muffet. Pero por ahora, debo seguir adelante."
Con esas palabras, Nightmare se despidió de Muffet y salió del aula, dejando atrás la oscuridad de sus pensamientos.
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¡Hola personitas! Espero que les haya gustado el primer capítulo del reinicio de la historia de "Un Simple Plan". Jajaja, espero que este primer capítulo sea un preludio de lo que se viene en esta historia reescrita. Estoy tratando de respetar los momentos divertidos y la esencia del original, y también añadir algún que otro guiño a este. ¡Bueno, nos vemos el próximo sábado a la misma hora! ¡Gracias a los que leyeron esta historia! 😊
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Un simple plan -REESCRITA- EN PROCESO-
FanficEs una reescritura de la original pero mejor escrita jaja sinopsis en proceso :3