Capítulo 3

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Los presentes miraban temerosos al destructor, este era rodeado por un aura oscura, el supremo Kaiosama miraba estupefacto a su contraparte, había olvidado que aquel ser tenía un mal temperamento.

Vió atrás suyo y al indagar en los pensamientos de los invitados sabía de sobra que su miedo era puro.

Regresó su mirada al frente y se percató de que aquel gato se iba acercando cada vez más, el también estaba empezando a asustarse pero un frágil recuerdo llegó a su aturdida mente.

Se puso firme y miro molesto al destructor -Señor Bills, no haga una escena como está- habló fuerte y claro, causando que la deidad se detuviera y mirara sorprendido al pequeño creador.

La pequeña multitud que se encontraba atrás suyo también miraba con sorpresa y con lo ojos bien abiertos fueron alejándose poco a poco de la deidad hasta estar a una distancia en la que no saldrían heridos.

Ambos dioses se miraban fijamente, uno más molesto que el otro, el silencio solo ponía de los nervios al destructor y este en un intento de intimidar a su contraparte se acercó velozmente hasta que sus rostros casi chocaban, sin embargo aquello no asustó al de menor estatura, solo causó que su ceño se frunciera aún más.

-Le suplico que se comporte señor Bills- exigió la deidad, aunque de nada sirvió pues el gato seguía mirándole mal.

-A mi no me das órdenes- le respondió con voz profunda en otro intento de quitarle la valentía al pequeño.

-Deje de comportarse como un niño berrinchudo- aquello no hizo más que ofender a Bills y molesto quiso arremeter de forma física contra la deidad contraria.

Afortunadamente la voz alegre y llamativa del angel del destructor llamó la atención de todos.

-Digame Gran Sacerdote, ¿a qué se debe su llamada?- en cuanto escucharon con quien hablaba el ángel, el miedo adornó el rostro de ambos dioses y a gran velocidad llegaron al lado de Wiss para inclinarse ante aquel poderoso ser.

-Llamaba para informar que sus dioses deben estar en menos de 15 minutos en el palacio de Zeno Sama- su voz serena puso de los nervios al destructor que rogaba para que no se mencione nada respecto a la discusión que tuvo hace algunos segundos.

-Entendido, estaremos puntuales- sin despedirse la llamada llegó a su fin y fue ahí que pudieron respirar con tranquilidad.

Tras recuperarse del susto ambos giraron sus miradas para encontrarlas en una batalla que no habría tenido fin de no ser por Whis quien puso un alto a la discusión de ambas deidades.

-Muy bien supremo Kaiosama y señor Bills, hora de ir al templo de Zeno Sama- informó con su característica voz alegre y juguetona.

-Si si, como sea, vámonos de una vez- respondió con un tono de arrogancia e irritación que fue fácilmente notado por los presentes.

El creador solo suspiró con frustración para ir al lado del angel y de ese modo poder transportarse más rápido con el rey del todo.

Antes de que siquiera se pudieran despedir, los tres seres habían desaparecido ante la vista atónita de los invitados.

Llegaron al hogar de aquel ser todo poderoso y Bills no hizo más que mirar con odio a su contraparte, esto fue incómodo para el creador que solo suspiró y caminó hasta llegar a la entrada del palacio

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Llegaron al hogar de aquel ser todo poderoso y Bills no hizo más que mirar con odio a su contraparte, esto fue incómodo para el creador que solo suspiró y caminó hasta llegar a la entrada del palacio.

A los pocos minutos el resto de dioses fue llegando, cada uno murmurando entre si respecto a la inesperada reunión.

Casi de inmediato llegó el Gran Sacerdote que tras un cordial saludo transportó a todos a la sala donde se realizaría la junta.

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El alboroto reinaba en la sala, todos los dioses miraban mal a los del universo 7, el odio hacia ellos había incrementado en gran medida y no se molestaban en ocultarlo.

-¡¿Qué demonios pasa con tus mortales Bills?! ¿¡Cómo es posible que no controles lo que hacen?!- fue uno de los tantos gritos que escuchó por parte de Vermoud, este le miraba con odio puro y su Kaioshin hacía lo mismo.

-¡No puedo creer tu incompetencia Shin!- Kai también le gritaba, con la noticia recibida no podía mantener la compostura y que mejor que desahogarse con él.

-¡¿Por qué dejaste que Zeno Sama fuera a hablar con ese tarado?!- le gritó Champa quien a su lado tenía a su Kaioshin sufriendo una crisis existencial.

-¿Cómo es posible que algo como esto se les haya salido de las manos?- preguntó Gowas con tranquilidad que disfrazaba su molestia.

-...- Shin quedó en silencio total, ahora que todos se lanzaban en su contra no sabía que responder, tantos gritos lo tenían agobiado y Daishinkan no hacía nada para detener aquello.

Pronto la sala se llenó del doble de gritos y como era obvio todos iban dirigidos a los dioses del séptimo universo.

-¡Suficiente!- el grito imponente del padre de los ángeles calló de inmediato el alboroto y todos prestaron atención -Haya sido culpa o no del universo 7, las bodas se han de realizar, Zeno Sama pretende divertirse y la Tierra tiene costumbres que le han parecido entretenidas.

Todos los dioses soltaron sonidos de frustración pero no les quedó más que acatar las órdenes que habían impuesto sobre ellos.

-Y no es todo, esto no solo se realizará con el fin de mantener entretenidos a ambos Zeno Sama- aquello llamó la atención de las deidades que con curiosidad miraron al aquel peculiar ser -Zeno Sama se ha percatado que para los dioses es complicado encontrar un sucesor adecuado, mientras los Kaioshines tienen la facilidad en encontrar a un buen sucesor, los dioses destructores no pueden escoger a alguien digno, por lo que llegó a la conclusión de que para encontrar un digno sucesor, lo mejor es que sean ellos mismos quienes lo creen con ayuda de sus Kaioshines.

La duda invadió a los destructores, su labor era destruir, no entendían como es que Zeno Sama pretendía que ellos crearán una vida.

El Gran Sacerdote notó la duda en las miradas de los dioses por lo que continuó con su explicación -Deberán procrear con sus Kaioshines- prefirió usar palabras más directas y en cuanto vió la sorpresa en los rostros de los dioses supo que ya habían entendido.

El Gran Sacerdote notó la duda en las miradas de los dioses por lo que continuó con su explicación -Deberán procrear con sus Kaioshines- prefirió usar palabras más directas y en cuanto vió la sorpresa en los rostros de los dioses supo que ya había...

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Prácticamente nadie lee esto así que me puedo relajar un poco sin miedo a la funa 🐥✌️

Casados por un capricho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora