Capítulo 8

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-Puedo ver que al fin han recordado el motivo del comportamiento tan irrespetuoso de los Supremos Kaiosamas- sus hijos asintieron con un rostro de seriedad pura, causando una breve alegría en el Gran Sacerdote.

-Muchas gracias por su tiempo, fue de mucha ayuda- Whis se despidió de su padre y la imagen que proyectaba su báculo desapareció a los pocos segundos.

Los tres ángeles suspiraron con alivio por haber encontrado todas las respuestas que buscaban con desespero, dieron media vuelta y vieron con rostros decididos a los dioses creadores, los cuales hablaban en armonía uno con otro, buscando flores o algunos detalles lindos que ofrecía el planeta del Supremo Kaiosama del séptimo universo.

Suspiraron con pesar para luego comenzar a caminar a paso lento hasta un pequeño grupo de unos cuatro Kaioshines, estos reían con gran alegría y parecían ser los más calmados.

-Por eso digo que el señor Vermoud es el más atractivo- Kai hablaba con orgullo de su dios destructor mientras sus "amigos" del momento escuchaban con gran atención y rostros emocionados.

-Bueno, pues el señor Iwen es más amable y bondadoso- afirmó con más alegría Anat, recordando los buenos tratos que su dios tenía con él.

-¿Y eso de que sirve? Sus dioses no son tan inteligentes como el mío- Ea presumía con arrogancia el ingenio que poseía su dios destructor, causando en sus acompañantes un rostro de indignación.

-No digas tonterías Ea, todos saben que el señor Liquir es mucho más amable, lindo e inteligente que todos sus dioses- afirmó Iru con voz arisca, ocasionando la pronta discusión entre los cuatro Kaioshines presentes.

Los ángeles miraban de lejos como aquellos dioses que hace un momento estaban tranquilos y riendo ahora se gritaban entre si.

No queriendo que la discusión escalara a más decidieron acercarse para solucionar el problema pero un fuerte estruendo a sus espaldas hizo que girarán con preocupación.

Pudieron ver a Korn que se veía bastante cansado y tenía la cara un poco decaída y de su atrás saltó Liquir que rápidamente voló de un lado a otro en busca de su Kaioshin.

-Buenas tardes, disculpen al señor Liquir, está un poco alterado por la ausencia del Supremo Kaiosama- Korn explicó lo mejor que pudo el porque del comportamiento tan perturbado de aquel zorro.

Sus hermanos sólo lo miraron con caras llenas de duda que no parecían entender nada, dieron la vuelta y pudieron ver a Liquir y como agarraba con brusquedad a Iru, gritando algunas cosas inentendibles.

Los Kaioshines que estaban cerca miraban con confusión la escena, sin embargo ninguno se acercaba para ayudar al pobre Iru que ya estaba mareado.

-¡¿Dónde estabas?! ¡¿Me tenías preocupado?!- le gritaba sin dejar de sacudirlo de un lado a otro.

-Se... Señor Liquir... Me... Me estoy... mareando...- sus ojos daban vueltas de un lado a otro y estaba empezando a ver borroso.

El zorro soltó los hombros de su Supremo Kaiosama al ver que este ni siquiera podía hablar con normalidad, suspiró para calmar su preocupación y luego lo miró con seriedad.

-¿Por qué no estás en tu planeta?- alzó una de sus cejas mientras se cruzaba de brazos.

Iru soltó algunas risas despreocupadas mientras se sentaba en el suelo con las piernas cruzadas, mirando con inocencia a su dios destructor -Sólo vine a visitar a Shin, es divertido estar aquí- volvió a reír antes de tirarse al pasto de aquel pacífico planeta.

Liquir suspiró con frustración, se inclinó frente al Kaioshin y lo levantó con un brazo, cargando su cuerpo en su hombro -Muy bien, ahora nos vamos- sonrió con satisfacción mientras caminaba hacia su ángel, el cual lo miraba con diversión.

Casados por un capricho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora