Liquir esperaba un tanto ansioso la explicación que Korn estaba tardando en darle, aumentando sus dudas y conflictos internos, después de todo, ¿quién estaría tranquilo cuando su compañero de vida está con un comportamiento tan extraño?
-Voy a pedirle su total atención, es necesario que usted sepa sobre esto más que nadie- de pronto empezó a hablar Korn, sacando de su burbuja a Liquir.
El zorro de inmediato le dedicó una mirada interesada, Iru también habría prestado atención, sin embargo estaba más concentrado en los suaves movimientos que hacían las colas de Liquir.
Korn tomó aire profundamente, organizando todas sus ideas y con paciencia empezó a explicar lo que le sucedía al supremo Kaiosama.
Por otro lado, en el planeta supremo del universo siete ocurría una extraña situación que sólo podía descolocar a los ángeles.
Los dioses creadores que minutos antes reían y jugaban entre ellos, ahora se encontraban alterados, yendo de un lado a otro con inquietud.
Ogma miraba por la puerta del templo a las afueras, escondiéndose cuando el dios de la destrucción Arak miraba hacia su dirección.
-¡Ogma, aléjate de ahí!- con un grito susurrado y un jalón en su hombro, Kuru logró mover al robusto dios de la entrada.
-Acabamos de decir que no vamos a salir bajo ninguna circunstancia- Ea lo regañó en cuanto fue acercado al grupo de Kaioshines, los cuales con nerviosismo buscaban lucir mejor de lo que estaban.
-¿Mi cabello está bien?- Kai tenía los dedos enterrados de su cabeza, tratando de acomodar sus nevados mechones, pues para él estaban desordenados.
-Te ves bien- Anat le afirmó con seguridad, logrando que el Kaioshin alejara sus manos de su cabeza -¿mis arcillos se ven bien?- preguntó él en esta ocasión, recibiendo un asentimiento con la cabeza de parte de Kai.
Y esa misma situación se repetía con el resto de deidades, quienes hablaban y hablaban sin parar, haciendo y deshaciendo su ropa, buscando que esta se vea impecable.
Mientras que afuera, los tres ángeles que habían estado acompañando a los Kaioshines eran regañados por los destructores, quienes casi exigían a gritos que sus dioses correspondientes salieran para poder irse a sus respectivos universos.
-Señor Sidra, comprenda que ahora mismo los supremos Kaiosamas se encuentran indispuestos, le ruego que tenga un poco paciencia- Mojito hablaba con el mejor tono que podía, sin embargo aquel dios no era de mucha ayuda.
-Me importa un bledo que este indispuesto, tráelo ahora mismo para irnos- con un tono grosero le ordenó al angel ir a buscar a su dios creador, sin embargo este se quedó estático en su sitio, ignorando totalmente la demanda.
El resto de dioses destructores empezaba a impacientarse, teniendo un debate interno en si ir a buscar por su cuenta a sus respectivos Kaioshines o esperar como los dioses pacientes que no son.
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Casados por un capricho
RandomZeno Sama se encuentra aburrido y la Tierra parece ser un buen lugar para encontrar algo para entretenerse, después de todo la Tierra tiene una visión peculiar sobre la unión de dos personas. . . . . . . . . . . No me funen, estaba en un momento de...