• CHAPTER ONE •

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A PRIMERA VISTA PART I

Narra Nick

Entre miles de personas que caminaban a sus trabajos en plena mañana del otoño en Nueva York, una de las ciudades más famosas, pobladas y sin dormir de Estados Unidos, contando Los Ángeles y su tráfico del terror, por el otro lado tenias a Miami la ciudad del descanso de los millonarios, artistas y con ambiente nocturno vivo todos los días y por ultimo podía olvidar la ciudad del pecado, de las fiestas, los matrimonios borrachos o decisiones apresuradas, casinos en todos lados, las apuestas, sexo, ventas de drogas y ni hablar de la famosa pero muy antigua profesión callejera, la prostitución, Las Vegas, para cualquier hombre soltero e incluso los casados o con novias o novios, Las Vegas era el paraíso, un lugar donde puedes olvidarte de tu nombre y lo que eres por días, luego volver a tu aburrida vida o rutina como si nada, como decía el dicho.

Lo que sucede en Las Vegas, se queda en Las Vegas.

Nueva York era muy movido, una ciudad con mucho ritmo y todos estaban metidos en tu mundo, las clases sociales aun existen en ciertas partes de la ciudad, caminando con mi café en mano y el periódico de las mañanas comprado en la esquina de la torre de mi departamento, en todo el centro de Manhattan y sí, podría decirse que soy el único millonario de la ciudad que no contiene una actitud arrogante, despiadada, sin corazón y con mal trato hacia las personas, la mayoría de las personas con un estatus alto que me rodean tienen esas pequeñas personalidades, aun hasta más insoportables y sin educación, no tenían empatía con las personas que no tenían el mismo estilo de vida que nosotros, algunos habían heredado sus fortunas, otros se ganaron la lotería y construyeron su imperio pero luego estábamos nosotros, el abogado diabólico como lo conocen en Nueva York y en muchas ciudades por sus múltiples discursos ganadores, extraordinaria defensa en los juicios y una actitud de diablo al instante que lo veías en acción, Harry Greene, pero fuera de su faceta de abogado estrella estaba el mismo chico divertido, amable y empático que conocí en la secundaria, el otro, con cara de bebe pero una vez que entraba en el gran edificio de la bolsa de valores o en oportunidades de negocios millonarios se convertía en la hiena más peligrosa que podías conocer, habilidoso, escurridizo, así era Ben Hope, luego estaba yo, Nick Nelson, el millonario inversionista, experto en finanzas, con habilidades fuertes a la hora de negociar, determinante y astuto para invertir el dinero, comencé aprender el flujo del dinero y su administración desde muy pequeño junto con mi padre, quien trabajaba para uno de los grandes inversores de la bolsa en Wall Steet en los 80, aprendí todo lo que sé por el pero más por cómo era nuestra vida en casa, los tres podíamos tener nuestras personalidades a la hora de trabajar pero nunca podrían decir que mirábamos a las personas por debajo de nosotros, porque sabemos cómo es comenzar de cero, estar en ruinas, procesos de construcción y el éxito, éramos los más jóvenes dentro del grupo de hombres poderosos en la ciudad, no llegamos a donde estamos hoy por ser mal educados o tratando mal a los que nos rodean, para nosotros todos estamos en esta vida por el mismo objetivo, cuidar de nosotros, el futuro de nuestras familias, trabajar, ser exitosos y vivir una vida tranquila, algunos les va mejores que otros, lo sabíamos, la educación, la empatía y entender la postura de vida de cada persona que nos rodea, eso era parte del éxito de una persona, eso fue lo primero que me enseñó el jefe de mi padre en aquellos años.

"No mires a nadie por debajo tu hombro, no te creas superior a otros solo por tener dinero, al final del camino de la vida, todos iremos al mismo lugar"

Esas palabras quedaron en mí para toda la vida, de hecho, se convirtió en mi pequeño mantra.

Llego al edificio encontrando a mi hijo Jaden jugando con sus dos amigos, Gerad y Hallie, los hijos de Máximo, el encargado del edificio, un señor muy amable, nunca tenia mal humor para nadie, trabajaba en este edificio mucho antes de que mudara aquí, sus hijos eran dos gemelos, traviesos pero muy encantadores, venían con él los fines de semana, Jaden los visitaba en la semana después de la escuela, corriendo por todo el lobbie con sus juguetes mientras Máximo revisaba el cuaderno de visitas u otros trabajos pendientes pero los niños lo rodeaban hasta que dejara de hacer lo que tenía que hacer solo para que jugara con ellos, Jaden corre apenas me ve.

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