Capítulo 6

330 36 0
                                    

Wooyoung.

_ ¿Puedo pasar la noche aquí? _Fue lo primero que me dijo San a penas abrí la puerta de mi departamento.

_ ¿Q-qué?

_Escucha, te lo resumiré _Dijo sin ánimos de hablar_. Debía cinco meses de alquiler y el dueño de mi departamento me echó a la calle. No tengo donde dormir.

Okay, esto sin duda era un regalo del cielo.

Me tomó unos segundos procesar si aquello no era un sueño. Era media noche y existía la posibilidad de que me hubiera quedado dormido con una patata frita en la boca.

Tal vez tenía uno de esos locos sueños húmedos.

Pero San se veía demasiado real, en especial sus hermosos pechos que se notaban a través de su camiseta.

Como dos montañas que moría por chupar.

_Ey, ¿Qué carajo miras? _San me empujó y sólo así reaccioné.

_L-lo siento, ¿q-qué? ¿Cómo sabías dónde encontrarme?

_No fue difícil, parece que eres muy popular en el campus _Puso sus ojos en blanco.

_Pues sí, muchas personas me desean _Me encogí de hombros como si fuera algo obvio.

Sólo tenían que mirar un segundo mi rostro y cuenta bancaria para caer de rodillas ante mí.

_Lo cual no entiendo, desde mi punto de vista eres sólo un egocéntrico fanfarrón.

San se abrazó a sí mismo en un intento de darse calor. La calefacción del interior de mi departamento se mezclaba con el viento que había afuera.

_ ¿Tienes frío? _Lo inspeccioné_. Tus pezones se están poniendo duros.

_ ¡Deja de mirar allí! _Me regañó y en seguida volteé la mirada_ ¡Y claro que tengo frío! Desde hace dos horas he estado pensado en alguien que pueda hospedarme y tú, pervertido y todo, eres mi mejor opción.

_Me halagas _Llevé una mano a mi pecho.

_No te mereces que te trate bien, si mis amigos tuvieran espacio en su minúscula habitación no estaría aquí.

_Gracias por tu consideración _Sonreí.

Sin más lo dejé pasar y lo ayudé con su maleta.

¿Cómo podía guardar todo lo que necesitaba en esa pequeña cosa? Ni la cuarta parte de mi clóset cabía allí dentro.

No había reparado en gastos cuando los diseñadores decoraron mi departamento a mi gusto y eso se evidenciaba.

_Bonito _San asintió, sus ojos enfocados en la pantalla de cincuenta pulgadas y en el juego de sofás color gris.

Mientras él observa la amplitud de mi departamento, yo me dediqué a observarlo a él.

San llevaba puesto un pijama, su cabello negro lucía algo despeinado, pero eso sin duda le daba un aspecto más rebelde. Había muchos aspectos que me encantaban de él como podrían ser su piel clara y tersa, o tal vez sus labios color cereza.

Y sin duda, su cuerpo grande y fuerte, que contrastaba de una buena manera con su rostro angelical.

Era tan guapo que conseguía calentar mi pecho y otras zonas...

_ ¿Y qué me darás a cambio de dejarte pasar la noche aquí?

_Mi odio _Respondió seco.

_Oh, vamos, hay muchas cosas que puedes ofrecerme _Me acerqué a San de manera cautelosa y en ningún momento borré mi sonrisa.

San me detuvo en seco con una mano en mi pecho.

_Créeme, con lo mucho que me has molestado estos días, tú eres quien me debe a mí.

San me volvió a empujar y yo soporté las ganas de hacer un berrinche.

_Tengo hambre, ¿Qué hay de cenar? _San fue en dirección de la cocina y reviso el refrigerador.

Al ver a San comenzar a preparar algo de kimchi sólo pensaba en que aunque no me diera la posibilidad de tocar sus pechos esta noche, tal vez sí la había de compartir la misma cama.

Eso sería un logro.

_Sabes, ahora que lo pienso no me molestará dormir contigo esta noche _Mordí mi labio coqueto y me apoyé en la mesa de la cual San estaba haciendo uso.

_Ni lo pienses, no dormiremos en la cama _Me señaló con un palillo_. Dormiré en el sofá.

Que aburrido.

_Ese sofá es muy incómodo para dormir, aunque... no para hacer otras cosas _Sugerí alzando mis cejas.

_Pues si es tan incómodo no creo que la visita deba ocuparlo _San sonrío_. Y sí a ti te gusta, podemos intercambiar.

Esperen, ¿Qué acababa de decir?

Después de cenar, San acaparó mi habitación y yo me quedé en la soledad de mi sala. La incomodidad del sofá me hacía extrañar la suavidad de mi cama.

Vaya, jamás hubiera pensado que mi obsesión por los pechos de San me llevaría a esto, pero extrañamente no me quejaba.

Sólo tenía que encontrar una alternativa, una estrategia para lograr que San cediera ante mí.

BoobsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora