Capítulo 4

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Narra Wooyoung.

San tenía muchas fotos en su Instagram.

Y cuando digo muchas, quiero decir muchísimas. Con los jugadores, con su padre, comiendo, de viaje.

Sólo faltaría una duchándose.

Eso sí sería una bendición.

Deslicé mi dedo por el perfil de San, algunos chicos del equipo pasaban frente a mí cubriendo su desnudez con una toalla y otros mostrando su cuerpo por completo, sin dejar nada a la imaginación.

A pesar de mi más que obvia homosexualidad, ninguno me llamaba la atención cuando sólo tenía ojos para él.

San salió de las duchas con una toalla envuelta en la cintura y vino hacía mí que me encontraba recostado contra los casilleros de los vestidores.

La respiración me falta por largos segundos al apreciar la vista frente a mí: San con el cabello mojado dejando caer gotas sobre su torso.

Pude ver sus hermosos, grandes y fuertes pectorales reluciendo ante mis ojos. Estaban tan cerca que sería tan fácil agachar mi cabeza y lamerlos como si fueran una paleta.

De manera involuntaria, extendí mi brazo e intenté tocar su pecho.

_ ¿Qué haces? _San me esquivó formando una expresión de repudio absoluto_ Muévete.

Obedeciendo, me aparté para que él pudiera sacar su ropa del casillero que le pertenecía. San miró su ropa y luego a mí.

_Si piensas que me desnudaré con tus ojos encima de mí, estás muy equivocado _Me advirtió con la mandíbula firme_ Voltéate.

_P-pero... _Balbuceé, pero no concreté nada al ver la ceja enarcada de San.

Con los dientes y puños apretados, volví a acatar su orden dándole la espalda. Juraba que podía presentir que formó una sonrisa.

Tardó más o menos diez segundos y cuando terminó se alzó para susurrarme al oído:

_Más te vale que no te descubra espiándome, si no quieres que ese apuesto rostro termine siendo más que un recuerdo.

Quizás debí haberme sentido aterrado, no obstante, mi cerebro la única palabra que procesó fue "apuesto".

Con una sonrisa de superioridad, volteé nuevamente hacía él.

_Tranquilo, esperaré hasta que tú mismo me enseñes todo lo que tienes cuando abras tus piernas para mí _Bajé mi mirada por sus muslos bien formados para luego conectarla con la suya otra vez.

No sabía si San conseguía leer el deseo que había en mis ojos.

San se cruzó de brazos y dio un paso hacía mí sin mostrarse intimidado.

_Eso jamás pasará _Remarcó cada palabra con dureza_ Eres molesto, asqueroso, pervertido, idiota y una basura.

Divertido, también me aproximé a él tanto que quedó acorralado contra los casilleros. Coloqué ambas manos a los costados de su cabeza y miré con especial atención sus labios de color rosa intenso para recordarlos cuando no pudiera verlos.

_Y tú eres sexy, mandón, testarudo, tonto y una hermosura _Susurré mezclando mi aliento caliente con el suyo.

San tragó en seco y observó su alrededor en busca de una escapatoria, pero no la halló. El vestidor estaba vacío.

_ ¿Por qué no te vas a la mierda? _San hizo lo posible por alejarme poniendo sus manos sobre mi pecho, pero sus intentos fueron muy débiles, cuando las quité y lo sujeté de la cintura.

Relamí mis labios y mis ojos se deslizaron a sus hermosos pechos, sus pezones estaban tan erguidos que se notaban a través de su delgada camiseta.

_Te dejaré en paz cuando me dejes tocar tus pechos.

_ ¿Otra vez con eso? _Bufó_ ¡Ya te he dicho que no!

_Entonces, no me quedará otra alternativa _Incliné mi cabeza hacía un costado, mis labios entreabiertos amenazaban con unirse a los suyos_ Tendré que seducirte hasta lograr estar sobre ti, embistiéndote y marcándote los pechos hasta que no tengas ninguna duda de lo mucho que te deseo.

San apartó sus ojos marrones que reflejaban inocencia de los míos.

_ ¿Cómo puedes decir tantas suciedades? _Reconocí un rubor extendiéndose desde su nariz a sus pómulos.

_Es lo que provocas en mí _Le dije acariciando el lóbulo de su oreja con mi nariz.

_Yo no quiero esto.

_San, cariño, dime la verdad _Lo tomé del mentón con mi pulgar_ Luces tan estricto en los entrenamientos, siempre queriendo obtener la victoria, luchando contra los exámenes y las exigencias, sólo quieres a alguien que te saqué todo el estrés que guardas allí dentro, que te complazcan como lo mereces, ¿verdad?

Mi nariz siguió su rumbo por el cuello de San aspirando su aroma en el camino.

_N-no es cierto.

Con mi boca entreabierta, subí por su mentón y llegué a sus labios, un movimiento más y lo besaría.

_Detente, por favor _Me suplicó.

_Pídemelo y lo haré _Mi pulgar acarició su labio inferior, aquel que estaba desesperado por chupar.

San entreabrió sus labios, pero antes de que pudiera decir algo, alguien entró a los vestidores.

Nos separamos en un instante mientras Minho giró su cabeza como si buscara algo.

_ ¡San, te estaba buscando! _Minho exclamó_ ¿Por qué sigues aquí? Siempre eres el primero en terminar de ducharse _Frunció sus labios y cuando se enfocó en mí abrió sus ojos y me señaló_ Espera, ¿el pervertido te hizo algo?

_ ¿Yo soy el pervertido? _Me señalé el pecho.

_No, el pervertido que está detrás de ti _Minho rodó sus ojos_ ¡Claro que eres tú de quien hablamos!

_Estaba discutiendo algo con el pervertido, pero ya lo solucioné _San me dirigió una mirada tajante que podría cortar hasta al iceberg más pesado.

Probablemente, en este momento, no era su persona favorita.

_Pues, apúrate, debemos preparar todo para la fiesta.

Enseguida la conversación me pareció lo más interesante del mundo.

_ ¿Qué fiesta? _Di un saltito emocionado.

_Una a la que no estás invitado _San me sonrió fingida y prácticamente tiró del brazo de Minho arrastrándolo a la salida.

¿No estoy invitado? Eso lo veremos.

Sonriente, saqué mi teléfono e hice una llamada en busca de la fiesta que organizarían los estudiantes de arquitectura esta noche.

No quisiste por las buenas, pues será por las malas entonces.

BoobsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora