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No me imputaron ningún cargo única y exclusivamente porque mi padre y Javier (el policía) se conocían desde siempre, no era solo cosa de su hijo y yo. Se encargaron de repetirlo cuarenta veces, entre la comisaría, el coche y llegar a casa.

Y yo tenía razón en mis sospechas, el trabajo en la librería no iba a finalizar pronto.

—Y en cuanto al chico con el que te estabas besuqueando...

—Por favor, no —pedí—. Es lo único no ilegal que he hecho esta noche, dadme un margen.

—No iba por ahí. Si te ha arrastrado a esto...

—No me arrastró a nada —mentí, en parte—. Marcos es mi amigo, solo quería ayudarlo y como soy el único que tiene al menos el teórico...

—Decidiste hacer la peor estupidez posible y casi joderte la vida —gruñó mi padre—. Coño, que es un delito muy serio, que podía haberte pasado algo a ti, a tus amigos o a una persona inocente que había salido a pasear de noche.

—Pero no ha pasado nada —respondí con timidez.

—¡Pero podría haber pasado! Raoul, si tanto quieres ser un adulto independiente, tienes que empezar a darte cuenta de que los actos tienen consecuencias. Ha sido una cagada, podría haber sido fatal para alguien, así que no me vengas con que no ha pasado nada.

Tragué y asentí. No tenía más ganas de discutir con ellos, porque en el fondo sabía que tenían razón.

Pasé el resto del fin de semana en mi habitación, no tanto por castigo sino para tratar de que se calmaran sin tenerme delante. No quería que fuera todo a peor.

El lunes tampoco fue mejor. Mi familia casi no me hablaba, salvo para recordarme que del instituto debía volver directo a casa, comer, y luego librería y a estudiar allí. Ese era el futuro cercano que me esperaba, pero no me quería quejar. Si quería un futuro lejos del pueblo, de momento lo mejor era ser bueno con ellos.

En la librería, me recibió un preocupado Agoney, al que no había visto ese día en el instituto.

—Carles me contó lo que pasó —fueron sus palabras—. ¿Estás bien?

Pensé bien mis palabras. No sabía hasta qué punto le había contado "lo que pasó".

—Sin antecedentes penales, que es más de lo que esperaba cuando nos paró un conocido de mi padre.

—Dios, me siento muy culpable... —Meneó la cabeza—. Tendría que haberme quedado, o no haberos llamado en un primer momento. Si hubiera conducido yo...

—Pues a lo mejor sí tendrías antecedentes penales —me incliné hacia el mostrador—, porque a lo mejor tu padre no te podría salvar el culo. No tienes la culpa, Ago, así que relájate.

—Pero...

—Todo está bien. Gracias por la preocupación, pero tranquilo.

Puso una mueca, pero se relajó. Fue un turno intenso, con bastante gente comprando, lo que no nos impidió estudiar para los trimestrales en cada hueco que teníamos. Iban a ser dos semanas llenas de exámenes, así que se acabaron las fiestas por un tiempo. Solo esperaba que mereciera la pena.

Cuando llegué a casa, tenía varios mensajes en Messenger de Carles. Olvidando lo que me quedaba por hacer, los leí con rapidez.

Una cosa, le he contado a Ago lo que nos pasó con la policía

Pero nada sobre el beso y nosotros... ya sabes

Preferiría mantenerlo así un tiempo, espero que no te importe

Dos amores, una vida-RAGONEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora