La sirena que me encontre...

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Zixuan es un contador de renombre, su padre y hermano tenían la mejor despacho contable, de todo china llevaban la administración, legalización y demandas de los grandes de las familias poderosas, los Wen, los lan y por supuesto que de los Jiang.

Su hermano doncel Jin Guangyao, estaba casado desde hace ya cinco años con el heredero de la familia Nie así que Yao solo trabajaba a tiempo parcial para cuidar de sus tres hijos, la hermosa Xuanyu de seis años, el doncelito Ling de cuatro años y el baroncito Zixun de dos años.

Por lo tanto en los momentos como estos que alguien debía hacer una intervención a estas horas de la madrugada, en una de las propiedades que Wen Rouhan dejo para la beneficencia, pues el inútil hijo menor del difundo Wen, había llegado a hacer de las suyas.

Los encargados del orfanato que funcionaba en esas instalaciones llamó para pedir ayuda legal pues el hombre había dejado a cargo del los Nie un presupuesto para dichas obras de caridad.

Entiendo joven, nooo no se preocupe voy en camino, siii usted esté tranquilo llevo una patrulla y una ambulancia por cualquier cosa, voy a colgar ahora nooo no le habrán por favor yo ya estoy casi ahí, el hombre colgó el teléfono para dar más velocidad a su auto.

En unos minutos quería terminar ya con su jornada, para ir a descansar a su hogar donde nadie lo esperaba, pero no era por falta de candidatos a la señora Jin, más bien por exceso de trabajo de su parte, ninguna de sus parejas había aguantado su rutina de trabajo tan excesiva.

Al llegar al inmueble vio la escena más ridícula que en sus años de asitente contable había presenciado, Wen Chao estaba colgado de los pantalones de uno de los fierros que protegían el portón de entrada, gritaba como un cerdo una sarta de improperios mientras los niños y sus cuidadores veían por la ventana.

Tu maldito chupa sangre bajame, para que te patee las bolas hasta dejarte sin descendencia, gritaba el Wen tratando de bajar del portón por el mismo, señores ese es el perpetrador pueden disponer de el, los policías corrieron al portón para bajar al borracho inconsciente que estaba importunando a esas horas de la noche a esos pobres niños y sus cuidadores.

El hombre entró a las instalaciones con el de tranquilizar a los cuidadores sobre el tipo escandaloso que llevaba días molestandolos por las noches, pero al llegar a la puerta solo encontró una pecera con un escuálido pecesillo de color azul con listones plateados.

Tenía una nota que decía:

Mi nombre es Wang Yibo, cuídame, alimnetame y ámame mucho, estaré a tu cuidado.

Zixuan entendió la indirecta, en otras palabras esos cuidadores se estaban desasiendo del bulto mascota del señor Wen Rouhan, ese pez era la mascota del viejo, incluso parecía que lo quería más que a su inútil hijo menor, incluso lo había visto ll...

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Zixuan entendió la indirecta, en otras palabras esos cuidadores se estaban desasiendo del bulto mascota del señor Wen Rouhan, ese pez era la mascota del viejo, incluso parecía que lo quería más que a su inútil hijo menor, incluso lo había visto llevarlo con cuidado de su despacho hacia la sala de estar, cuando murió, sus hijos se destrozaron por sus pertenencias incluso hasta aquellas que el hombre había dejado para seguir con sus organizaciones de caridad a las que auspiciada.

Wang Deseado Yibo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora