Bebé león

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Wen Yuan caminaba por las calles desoladas, no había conseguido nada de clientes para llevar dinero a su manejador, tenía frío pues las escasas ropas que le cubrían eran de menos de tres pesos, había quedado huérfano de padre y madre después de que unos traficantes se cobraron con la vida de sus padres lo que otro de sus parientes le debía.

Aún así en ves de hacerse cargo de el también los mismos parientes lo despojaron de sus derechos a las propiedades de sus difuntos padres y lo lanzaron a la calle a la corta edad de cinco añitos, ahora tenía siete pero su desnutrición, complexión y todos los maltratos que ha padecido en las calles lo hacen parecer incluso más pequeño de cuando lo arrojaron a la calle.

Tenía hambre sus tripas gruñían tenia días solo comiendo un pan con agua como desayuno, almuerzo y cena, de repente, como para dar más motivación al frío, una ligera llovizna comenzó a caer, sobre ese cuerpo que era piel y huesos, por la desnutrición, el trabajo duro, el hambre, que no le permita tener un poco de descanzo.

Decidió que no volvería al lugar de reunión ya que al no tener nada que ofrecer al hombre que los manejaba, seguramente lo echarían fuera después de darle una buena golpiza, comenzó a buscar un lugar donde resguardarse de la lluvia para poder dormir por lo menos seco, pero de todos los rincones dónde se acomodaba, era lanzado por los dueños de los locales.

Así que se quedó parado en una esquina, sus lágrimas caían sin cesar, miro al cielo pidiendo que lo recogieran del cielo o el infierno era igual, lo único que quería era terminar con esa maldición que muchos llamaban vida, se sentía tan solo esa noche era idéntica en la que sus padres murieron sus tíos saquearon su casa y el fue despojado de todo el amor, comodidad y cobijo que una ves tubo.

En la otra cara de la misma moneda el joven Wang Yibo vivía en todo lujo, tenia muchas comodidades, era bien tratado, comía a sus horas, asistía a restaurantes lujosos y no había nada que su esposo no le concediera solo le faltaba una cosa para ser feliz, queria un hijo , un niño qu criar, cuidar y mimar.

Desafortunadamente era lo único que su esposo no le podía dar una por qué el era hombre y su esposo infertil, Yibo había sido elegido de varios candidatos para ser la esposa masculina del gran hombre de negocios Xiao Zhan, un hombre apuesto, coqueto, promiscuo y totalmente infiel, podía darse ese lujo por qué desde que cumplió la mayoría de edad fue intervenido quirúrgicamente para ser estéril.

Si así como lo oyen sus propios padres lo obligaron a perder su capacidad de engendrar vida puesto que al ser el segundo hijo del matrimonio Xiao la tradición decía que si en la familia había dos hijos varones el primero sería el encargado de los herederos y el segundo debía ser esteeilizado y deberá tener una esposa masculina para evitar cualquier error.

Ya saben que la naturaleza es poderosa no podían correr riesgos, pues la experiencia familiar marcaba que si ambos hijos tenían herederos los nietos serían puestos unos contra otros para elegir al futuro líder y los lazos de hermandad se romperían, a si que Xiao Sean era el mayor y estaba felizmente casado con la dama Wen Quing una mujer de moral intachable y excelente linaje de familia.

Por lo que Xiao Zhan tomo al joven Wang Yibo como su esposo pues la otra opción era tomar a su amigo de toda la vida Zhou Cheng y digo el amaba a ese vándalo pero solo pensar en tener que compartir su cama con ese torbellino era mucho mejor el siempre hermoso, callado, obediente y delicado Wang Yibo toda una belleza congelante.

Así que volviendo al presente el pobre Yibo era solo un bonito esposo de lujo que el Xiao solo sacaba para presumir su hermosa joya tallada del más fino hielo, por qué nadie podría negar la suerte de ese hombre caliente, tener a Wang Yibo a tu lado, en tus brazos y en tu cama debía ser como sacarte la lotería sin comprar boleto.

Wang Deseado Yibo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora