Numero 4: Ni adiós ni hasta pronto

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Con el paso del tiempo, las heridas emocionales de Ethan comenzaron a sanar. Se sumergió en su fe y en su comunidad, encontrando consuelo en la rutina y en las amistades que había cultivado.

Antes de que se diera cuenta, diciembre había llegado, trayendo consigo la promesa de reuniones familiares y celebraciones festivas.

Para sorpresa de Ethan, la familia de Carolina lo había invitado a unirse a ellos para una comida tradicional. A pesar de la incomodidad que sentía, Ethan aceptó la invitación, viendo esto como una oportunidad para cerrar un capítulo en su vida.

Aquel 24 de diciembre de 2015, Ethan se encontró de nuevo frente a Carolina. Pero esta vez, no había mariposas en su estómago ni emoción en su corazón. En cambio, solo sentía una tristeza distante, un eco de lo que alguna vez había sido.

Durante la comida, Ethan se mostró distante y poco cariñoso. Ya no sentía la necesidad de impresionar a Carolina o de buscar su aprobación. En su lugar, se concentró en disfrutar de la comida y de la compañía de los demás invitados.

Cuando llegó el momento de irse, Ethan se despidió cortésmente y se dirigió a encontrarse con sus amigos. No hubo promesas de mantenerse en contacto, ni planes para futuras reuniones. Era un adiós silencioso, un reconocimiento tácito de que su tiempo juntos había llegado a su fin.

Pero lo que Ethan no esperaba era la bomba que sus amigos estaban a punto de soltar.

"¡Hey! ¿Adivina quién anda por aquí?" exclamó uno de ellos, con una sonrisa pícara en su rostro.

Ethan, confundido, preguntó: "¿Quién?"

¡Nohelia! La vi hace poco, y está aquí", respondió su amigo, sus ojos brillando con emoción.

El corazón de Ethan se detuvo por un momento. ¿Nohelia? ¿Aquí? Después de todo este tiempo, después de todos los meses de silencio, ¿estaba realmente aquí?

Sus amigos, notando su conmoción, no pudieron resistir la tentación de bromear. "Está esperándolo, póngase vivo", dijo uno de ellos, dándole un codazo juguetón.

Ethan, aún aturdido por la noticia, solo pudo reír nerviosamente. "Jajaja, iré a ver", respondió, tratando de ocultar el torbellino de emociones que se arremolinaba en su interior.

Mientras se alejaba de sus amigos, Ethan sintió que su corazón latía con una fuerza renovada. Todos los recuerdos de aquella noche mágica, de la conexión instantánea que había sentido con Nohelia, volvieron a él en una oleada.

¿Podría ser esto una segunda oportunidad? ¿Un regalo del destino en esta época de renovación y nuevos comienzos?

Con cada paso que daba, Ethan sentía que se acercaba no solo a Nohelia, sino también a una nueva etapa en su vida. Una donde quizás, solo quizás, podría encontrar el amor verdadero que había estado buscando todo este tiempo.

Pero primero, tenía que encontrarla. Tenía que ver con sus propios ojos que ella estaba realmente aquí, que esto no era solo un sueño o una ilusión.

Así que Ethan se adentró en la noche, guiado por la esperanza y la anticipación, sin saber que esta noche cambiaría el curso de su vida para siempre.

Así que Ethan se adentró en la noche, guiado por la esperanza y la anticipación, sin saber que esta noche cambiaría el curso de su vida para siempre

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