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"Exasperante."
Miranda's pov.
8:45 a.m.
Me levanté luego de que mi alarma comience a sonar con la fastidiosa canción insoportable de escuchar para cualquier oído, la apagué nuevamente.
15 veces había sonado en total.
Por la mierda.
Mis ojos se abrieron de par en par, y me lancé de la cama con la rapidez que mi cuerpo permitía. Uniforme puesto y salí corriendo por los pasillos del gran castillo.
Miércoles. Eso significa: pociones a primera hora, con Snape.
¿Estaba jodida? Claramente.
Entré al aula como si estuviera compitiendo en una carrera olímpica, mi cabello desordenado era mi última preocupación en ese momento.
— Greengrass menor, ¿Acaso no hay alarmas en Slytherin? — Escupió el profesor Severus con ironía y molestia notable en su voz.
Mordí mi lengua y opté por no responder, bajando la cabeza mientras me dirigía a mi pupitre junto a Pansy, quien me lanzó una mirada compasiva.
Cuando Snape terminó de explicar, procedí a hacer anotaciones y escribir algunas respuestas del trabajo dado.
Obviamente, no podía faltar la molesta voz de ese exasperante y arrogante italiano. ¡Lo odiaba!
Theodore Nott. No nos llevamos bien, nuestras conversaciones consisten en palabras punzantes, cada uno responde a la provocación del otro. No más de eso. Un jodido estúpido que cree que está por encima de los demás.
— Hey, Maryam. — Mencionó a mis espaldas, sentado detrás mío. Vaya suerte.
— Miranda. — Corregí secamente, aún de espaldas y escribiendo en mi cuaderno.
— Da lo mismo, dime que opinas ¿A cuál de tus hermanas debería tirarme primero, eh? ¿Daphne o Astoria?
— Mátate, Nott.
— Ey, ey. Estoy preguntando en serio, Miru. Me gustaría saber cuál me conviene más, ya sabes, no es por ofender, pero fuiste la hermanita menos agraciada en rostro y curvas.
Apreté la mandibula y giré mi torso hacia su dirección, él sentado al lado de Draco Malfoy. El de ojos celestes con una sonrisa burlona en su rostro.
Iba a matarlo.
Y quizás el que hoy me haya levantado sin demasiada paciencia atribuyó a lo siguiente.
Un estruendo resonó por toda la sala cuando, tal vez accidentalmente, el libro de pociones resbaló de mis manos y golpeó el rostro de Nott.
Solo tal vez.
El salón había quedado en silencio y un cansado Snape se levantaba de su escritorio.
