Amar es una bonita forma de matarte

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Supe que estaba perdida cuando me lastimó y aun así no quise irme.

Podía romper mi corazón y hacer con él lo que quisiera, lo que fuera.

Si eso significaba que podía seguir viendo sus ojos, acariciando sus mejillas y oliendo su colonia.

Podía destrozarme totalmente con tal de seguir a su lado.

No me importaba danzar sobre mi propia sangre con tal de que él fuese quien tomara mi mano.

Es que lo amaba tanto, que incluso en su oscuridad se veía como la penumbra más bella del universo.

Derramaba lagrimas por horas, me dolía y me mataba por dentro saber que me lastimaba de esa manera.

Saber que aquel chico dulce de ojos cálidos y yo ya nos hacíamos tanto daño,

pero no quería dejarlo.

¿Quién quiere dejar al amor de su vida?

Digan lo que digan, claro que fue mi más grande amor.

Antes del sufrimiento debieron vernos, dos amantes que por amarse nacieron, que por tenerse vivieron y por dejarse murieron.

Antes del daño me veía vestida de blanco, en un altar jurando por siempre amarlo.

Antes de todo eso, nuestra única preocupación era planear a donde iríamos el fin de semana.

Después de todo lo que vivimos juntos, hoy sigo manteniéndolo,

siempre has sido y serás el amor de mi vida.

Ojalá hubiéramos sido más fuertes, porque ahora mismo daría todo lo que tengo por haber hecho las cosas diferente.

¿Tú también te arrepientes?

¿Cómo podré saberlo, cariño?

Solo me queda pedirle al viento que un día vuelvas a ser mío.

Quizás en otra vida, en otro cuerpo, en otro suspiro.

Quisiera verte mañana para comprobar que por siempre serás mío.

Ojalá la vida me pague las que me debe volviendo a ponerte en mi camino.

Porque esta vez no te soltaré, no me rendiré y buscaré volver a tenerte conmigo. 

Fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora