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"Are we too young for this?"
Después de llegar al restaurante agitada y que mi mamá me regañara preguntándome dónde había estado sí solo tenía que ir a buscar a Daniel, me senté en la mesa junto con él para almorzar.
Por suerte mamá dejó de hacerme preguntas relacionadas a lo que me había pasado en el dojo y se sentó junto con nosotros en la mesa.
– ¿Saben qué? – mamá se sentó cerca mío.
– ¿Qué? – preguntó Daniel, el cual tenía la mano apoyada en su mejilla, cabizbajo.
Seguramente estaba desanimado por la no tan buena sorpresa que se había encontrado en aquel local.
– Van a entrenarme para ser una encargada – anunció feliz mamá – ¿No es genial?
– Si – respondió con poca emoción Daniel.
– Es grandioso mamá – dije feliz tratando de animar un poco el ambiente.
Mamá nos empezó a contar los beneficios que le traía ser encargada de ese lugar, alegando que era mejor que vender computadoras. Yo la miraba atentamente, agarrando una de las papas que tenía en mi plato mientras Daniel jugaba con un pedazo de su comida, mirando ocasionalmente a mamá.
– Genial, mamá – respondió Daniel, sonriendo sin muchas ganas.
Mamá pareció notar la actitud poco alegre y distraída de Daniel. Me miró, a lo que yo simplemente me encogí de hombros en silencio.
– ¿Qué ocurre, Daniel?
– Nada.
Mamá nos miró y comenzó a contarnos sobre cuando hace unos años fuimos a un campamento de verano. Ahí conocimos a unos grandes amigos que nos acompañaron durante todo ese tiempo, yo sonreí al recordarlo. Allí fue cuando conocimos a varios amigos y también donde tuve mi primer enamoramiento por un chico.
