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"Inseguridad"
La noche había caído y me encontraba en casa, sin hacer nada en particular, así que decidí ponerme a dibujar en mi libreta algunos bocetos de diseños de ropa que se me habían ocurrido durante el día. Mientras lo hacía iba pensando en cuánta tela se tendría que usar para cada uno y como seria diseñarlo, era algo que pensaba voluntariamente a ese punto.
Mientras dibujaba sentada en el sillón del comedor con las piernas colgando del apoyabrazos, mamá se encontraba sentada en la silla de la cocina, haciendo cuentas para pagar los gastos del departamento. Por suerte, con el paso del tiempo viviendo aquí, no parecía tan estresada como en un principio.
Al terminar ella soltó un suspiro algo cansada, haciendo que yo la mirara de reojo brevemente antes de volver mi mirada a mis dibujos. De repente y al tenerla tan cerca, se me vino a la mente la invitación que Bobby me había hecho en la mañana. Una sensación de incomodidad y emoción me envolvieron, pensando en cómo decirle a mi madre sobre aquello.
El lápiz en la hoja de mi libreta se detuvo y con la mano lo bajé hasta mi regazo, dejándolo ahí, volviendo mi mirada a mi madre que aún se encontraba sentada en la silla pero sin prestarle atención a los gastos.
– ¿Mamá? Hoy me invitaron a salir – dije de la nada, sin saber cómo iniciar esa especie de conversación.
Ella giró su cabeza hacia mí y me observó notablemente sorprendida por mi noticia, alzando un poco sus cejas mientras me observaba.
– ¿A salir? Que bueno, mi amor – dijo ella mientras una de sus típicas grandes sonrisas se formaba en sus labios, levantándose de donde estaba sentada y acercandose a mí – ¿Y cuando es?
– Para el sábado en la noche, vamos a ir al cine y ver una película de terror – respondí, moviendo mis piernas que seguian colgando del apoyabrazos del sillón.
– Vaya...sin duda ese chico es perfecto para ti – dijo mamá de forma bromista e irónica, refiriéndose al tipo de película que íbamos a ver. Inconscientemente solté una pequeña risa.
Ella se sentó a mi lado, colocando su mano en mi hombro. Ante eso, bajé mi torso hacia abajo y apoyé mi cabeza en su regazo mientras mantenía mi cuerpo recostado en el sillón de espalda y mis piernas seguían colgando del apoyabrazos.
