Capítulo 2 | 𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗩𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼́𝗻

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Capítulo 2

Esa noche, tras haber pasado toda la tarde con Karel, me sumergí de nuevo en La hipótesis del amor. Dentro de cinco días, volvería a la biblioteca y entregaría el libro a tiempo.

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Pasaron cuatro días desde mi última visita. Al llegar, me sorprendió ver que quien atendía era el chico agradable del otro día. Cuando me acerqué, noté en su rostro la misma sonrisa que yo llevaba.

—Volviste —pronunció.

—Sí, aquí estoy —dije, sacando el libro de mi bolso—. He amado este libro como nunca.

—A mí también me gustó mucho —respondió.

Karen se acercó a nosotros y dijo que volvería a encargarse de la biblioteca. Luego, Karel y yo comenzamos a caminar hacia el fondo, conversando en voz baja sobre nuestra lectura.

—¿Conoces bien la ciudad? —preguntó en un momento, cambiando de tema. Asentí, pensativa.

A mis dieciséis años no conocía el lugar a la perfección. Siempre había sido de no salir mucho de casa. Desde que empecé el primer año en el colegio, mis salidas eran hacia a casa, la escuela, la biblioteca, la librería o la cafetería que quedaba a pocas cuadras.

—¿Por qué? —pregunté, observándolo.

—Lo decía por si te gustaría salir a conversar fuera de la biblioteca. Tal vez una cafetería sería más cómoda —respondió, sonriendo un poco nervioso.

Me agradaba la idea de pasar tiempo con él, a pesar de que solo era nuestra segunda vez juntos.

—Es una buena idea —admití.

Al salir de la biblioteca, nos despedimos de Karen y caminamos hasta la cafetería, que no quedaba tan lejos. Aunque hacía un poco de frío, ambos estábamos bien abrigados.

—Que conste que quiero salir de la biblioteca solo para caminar contigo e invitarte a un lugar para conversar sin interrumpir lecturas en la biblioteca. No creas que no me gusta estar ahí —dijo Karel luego de unos segundos en silencio — . La satisfacción de una biblioteca es única. Hay algo especial en estar rodeado de libros y perderse en historias o ideas nuevas.

—Me encanta la forma en la que te expresas —le hice saber, y él sonrió, un poco sonrojado.

Era la segunda vez que sonreía de esa manera, y se veía muy lindo. Me agradaba mucho su compañía.

—¿En serio? Me alegra que pienses así de mí. Siempre he sido un poco tímido para hablar con las personas y expresar mis pensamientos, pero contigo me siento más cómodo.

Estábamos en la misma, y me sentía a gusto con él. Podía parecer una locura sentirme así en nuestro segundo encuentro.

—A mí también me pasa —contesté.

Llegamos a la cafetería que tanto visitaba desde los trece años. Nos sentamos en una mesa en la esquina, cerca de la ventana, y esperamos a que se acercara el camarero.

La cafetería era un lugar encantador, lleno de historia. Tenía una apariencia clásica con ladrillos rojos y ventanas arqueadas. Los interiores estaban decorados con muebles antiguos y techos altos. Las paredes estaban cubiertas con paneles de madera oscura que le daban un toque vintage.

Cuando el camarero se acercó, pedimos dos cafés: él un café latte y yo un expreso, además de varios croissants y pretzels. A pesar de que la gente habitual en invierno suele pedir chocolate caliente, a nosotros nos apetecía un buen café.

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—Me gusta mucho escuchar a Michael Jackson. Su voz es increíble —dijo Karel mientras mordía otro pretzel.

—Para mí, Adele es una de las mejores artistas musicales que han existido —dije, dando un sorbo a mi café.

—Me fascinan sus canciones —comentó.

Comimos en silencio hasta terminar todo. Cuando di el último sorbo a mi café, Karel volvió a hablar.

—¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

—Aparte de leer, me gusta dibujar, aunque es triste que nunca logro terminar ningún dibujo —murmuré, sintiéndome un poco avergonzada.

No me gustaba que la gente supiera que me frustraba no poder completar mis dibujos. Muchas veces, cuando intentaba terminar uno, quedaba deprimida porque no tomaba la forma que deseaba.

—¿Sabes? —preguntó—. También dibujo. Quizás podría enseñarte un poco.

—Me impresiona que tengamos tanto en común —respondí, sorprendida.

—Es genial.

Esa tarde, Karel y yo disfrutamos hablando de varios temas: música, literatura, arte y nuestros gustos. Las conversaciones fluían como si nos conociéramos de toda la vida. Fue una tarde maravillosa.

Amor entre letras | 𝗡𝘂𝗲𝘃𝗮 𝗩𝗲𝗿𝘀𝗶𝗼́𝗻 | 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora