The Hierarchy

Capítulo IV

Advertencia‼️
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Es posible que el contenido que verás a continuación contenga temas delicados como (Agr3sion s3xu4l) que resultan ser incómodos para algunos espectadores y se recomienda discreción.
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«Ejecutando Plan A»
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Llegó el día, de que la baronesa se vaya...

Estaba pensando en un plan, casi lo tengo listo, lo único que tendría que hacer es empacar mis cosas...
Me preocupa como vaya a reaccionar mi abuela sobre mi huída repentina, quizás deba dejarle una carta explicándoles todo... Necesito saber la verdad y dónde está mi padre.

Tomé un pequeño maletín de ropa y coloqué algunas prendas, aunque no debo decir que sea algo de lo que me sienta bien, no tengo prendas de vestir sinó arapos viejos.

Pero la ropa es lo que menos me preocupa ahora, lo que me preocupa es que excusa le daré a la señora baronesa para que me deje ser su criada personal...

Digamos que mi plan va de la siguiente manera:

La señora baronesa de Whiskurt, se supone que va ser una de las consejerías principales de la realeza, estás personas tienen un rango importante y por lo que investigué traen con ellos una asistente personal para que atiendan sus necesidades, y esta persona es muy cercana a esa figura importante, probablemente estén viviendo en la misma corte, eso me daría oportunidad de acercarme un poco a la familia imperial y a la corte y comenzar mis planes de investigación.

Es una locura, pero es la única forma de acceder a esa familia, no puede ser tan complicado no?, digo todo este tiempo siendo una de sus criadas, conozco más o menos ahora sus hábitos aunque es agotador, puedo acostumbrarme mientras sea que mi plan vaya en marcha soy capaz de aguantar lo que sea.

Estaba intentando en estos días ser la mejor criada, se supone que la señora elegiría con quién se iba a marchar, y yo estaba tratando de esmerarme, aunque es demasiado difícil tratar de complacer todos sus caprichos y necesidades, no sé de dónde sacaba tantas fuerzas como para aguantar su trato hacia mi y a las demás, pero de si estaba funcionando lo estaba.

Me paré de mi cama para ir a la cocina, ya era mediodía y la señora quería que le sirvieran un poco de té antes de irse.

—Aquí tienes Teresa. —Ana me pasó una pequeña bandeja con un juego de té.

—Tengo que ir? —digo de mala gana.

—No se preocupe soldado, casi estamos a una hora de terminar la batalla, no se deje perder. —Dice mientras se para como un soldado.

Me fuí hacia las escaleras para subir hacia arriba, exploré un poco los alrededores pensando mientras llegaba a mi destino, pero extrañamente la señora no se encontraba ahí y la sala estaba vacía.

Gracias a Dios, entonces supongo que debo de dejarle esto por aquí hasta que llegue.

Estaba por irme cuando escuché alguien entrar.