Capítulo VII

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«Poder absolutista»
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-Señorita?, señorita!.

Mmm...

Sentía como me agitaban y me llamaban.

-Señorita despierte!, está llegando tarde.

-Y-yo si me se la clave...

-Pero que habla?, señorita!.

Me tomó un tiempo poder volver a la realidad.

-Son las seis!, debe estar preparada para las siete!.

Eeh?, tan temprano?, cielos se me había olvidado.

Me fijé que era una desconocida.

-Seré su criada personal a partir de ahora señorita, por favor si me permite prepararle su baño para ducharse.

-Ya voy...

La chica se fue al baño y yo me paré a duras penas de la silla, me había quedado dormida en el escritorio.

Estuve toda la noche estudiando mi plan...

Tomé los papeles y los escondí en un cajón con llave.

Procedí a quitarme el camisón, todavía somnolienta y con baba en una mejilla.

-Por cierto, la condesa de Harspenden le manda unas sinceras disculpas, por no buscarle una criada antes, se le había pasado por alto.

-Esta bien... -Arrastro los pies hasta el baño.

Me arregló rápido, pero aún así ya llegaba tarde, no me acostumbro todavía a que una persona tenga que arreglarme.

La señora de Harspenden me esperaba impaciente.

-Por fin!, sabes qué hora es!?.

-Mis disculpas condesa. -Hago una reverencia.

-Es hora del desayuno entre las damas de la corte.

-Cómo?.

-Todas las mañanas, las damas tomamos el té, junto a la reina madre y la princesa.

Otro evento más?, en serio que no tienen un respiro.

La condesa me arrastró con ella hasta el exterior, después caminamos lo que parecía ser horas hacia un hermoso jardín, damas nobles estaban sentadas a la mesa discutiendo temas.

-Condesa de Harspenden!, venga!.

-Una señorita llamó a la condesa para sentarse junto a ella, hablaron por unos minutos hasta que la condesa se dirigió a mi.

-Baronesa, se me olvidó decirle que cada una tiene un asiento asignado, ya el suyo lo agregaron recientemente.

-Así?, y dónde es mi lugar?.

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